Aquella noche otoñal se presentaba de buen temple, a pesar de que la niebla envolvía ya la, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Aquella noche otoñal se presentaba de buen temple, a pesar de que la niebla envolvía ya la montaña, el valle, el pueblo entero. Cuando antes de ir al servicio, Bautista era novio de Excelsina, pocas eran las noches, después de hablar con ella, en que llegaba a la taberna un rato; pero ahora, ésta era la única distracción que tenía; necesitaba reconcentrar todo su despecho para probar a Argímio como se portan los hombres. A ella la perdonaba hasta la desgracia de no poderla olvidar; pero a él, no. Nada dijo Bautista al volver; ninguna queja hubo de escuchársele al regresar de Africa, donde su compañero, el Amando, le había hecho revelación de lo que desde el pueblo le contaban por carta sobre el nuevo cortejo de Excelsina; pero al hombre cobarde, al peor compañero de mocedad, al ladrón de su cariño, no le perdonría nunca.