REPORTAJE
Callando también se escribe
Luis Mateo Díez publica un libro sobre la muerte de los seres queridos - "En el acto de contar hay algo de consolador"

El día del entierro de su madre, Luis Mateo Díez (Villablino, 1942) descubrió que su padre, en absoluto secreto, había escrito en la lápida su propio nombre al lado del de su esposa. Cuenta el narrador leonés que lejos de ser una ocurrencia macabra se trataba del acto de amor de un hombre austero que un día le dio un consejo inolvidable: "Callando también se escribe. La buena literatura no desgasta el uso de las palabras. Siempre hablan por los codos los que menos tienen que decir".
Cuando hace tres años murieron su cuñada y su sobrina en menos de cinco meses, el autor de La fuente de la edad se lanzó a escribir un libro recorrido de principio a fin por el aviso paterno. El resultado es Azul serenidad o la muerte de los seres queridos (Alfaguara), una intensa indagación de poco más de cien páginas, a medio camino entre la narrativa y el ensayo, en la que las historias familiares conviven con la reflexión sobre la ausencia y sobre el poder de las palabras y las imágenes. Una mezcla que podría compartir estante con obras similares de John Berger.
En la nota que cierra Azul serenidad, Luis Mateo Díez apunta que es un libro nacido para el consuelo. ¿Alcanzó su objetivo? "A estas alturas, después de haber escrito más de lo debido, si algo le puedo pedir yo a la literatura es que tenga algún efecto curativo. Y sí, en el propio acto de contar puede haber algo de consolador".

Javier Rodríguez Marcos (El Pais)