¡Buenas noches! Un dia casi, casi de primavera, si...

¡Buenas noches! Un dia casi, casi de primavera, si no fuera por la helada de la mañana.

Y como todas las noches, vamos a seguir con la Historia de nuestro querido León:

A comienzos del siglo XIX habia en la capital leonesa, catorce convento de monjes y frailes, tres cabildos y catorce iglesias parroquiales.
Tras la invansión por parte de las tropas francesas, los leoneses salieron a las calles el 24 de abril de 1808 en defensa del "deseado" monarca Fernando VII.
Una vez conocido los sangrientos sucesos del 2 de mayo en Madrid, se constituyó una junta de defensa integrada por el obispo y otros notables.
Sin embargo, a finales del mes de julio, los galos ocuparon pacificamente la ciudad durante una semana, debiendo retirarse a causa de la derrota napoleónica en Bailén.
De regreso a finales de aquel mismo año, los galos saquearon varios conventos y el conde Loisson, fue nombrado en enero de 1809, gobernador general del Reino de León.
A partir del mes de marzo de 1810 en Astorga se vivió la epopeya de los Sitios, sostenidos gracias a los afanes patrióticos de personajes como el general Santocildes, el húsar Tiburcio, o el corregidor Costilla.
EN junio de 1810, se produjo una violenta escaramuza en el Corral de San Guisán, dentro del casco histórico de la capital, muriendo cientos de vecinos.
Durante la Guerra de la Independencia, destacaron guerrilleros y militares como Luis de Sosa, el general Federico Castañón, y Juan díaz Porlier, " el Marquesito".
En marzo de 1813, el ejército bonapartista abandona definitivamente León y Astorga.
El representante leonés en las Cortes de Cádiz era el abogado Joaquín Díaz Caneja, nacido en la montaña de Sajambre.
Juan Antonio Posse, párroco de San Andrés del Rabanedo, sería uno dde los más fervorosos liberales de la provincia, defensor de la Constitución frente al absolutismo proclamado por Fernando VII a su regreso al trono.
En Astorga y surante la oleada reaccionaria de 1814, la lápida constitucional fue arrancada del Consistorio y arrastrada hasta la plaza de Juego de Cañás, donde sirvió como blanco a los disparos del trabuco.
Renacidas las libertades con el trienio constitucional de 1820 a 1823, el despotismo más absoluto y sanguinario retornaria tras esa época y hasta el fallecimiento del nefasto Fernando VII. Era el triunfo " del altar y del trono".

(continua...)