En la basílica de San Isidoro hubo un monje, confesor...

Provincia, la de León.
De plebeyos y de reyes
Primeras cortes de Europa
por más que digan ingleses.

Es León y su provincia
la que su leonés prefiere.
Con Zamora y Salamanca.
Quieren ellos, o no quieren?

Y si León renaciera
para contar sus haberes,
está la pulchra leonina
reivindicando poderes.

Ay! mi León, su nobleza
del León, de leoneses
y la fémina leona
amamantando quereres.

Pues no hay más rey de la casa
que no admiren sus mujeres;
ni más hombre que las quiera
que con los años aprende.

Y el no nato cuando nazca
para con su León crece.
No quiere ser chovinista
le dará lo que merece.

León, León, mi León,
mío y aquellos, los seres
que aunque no la han conocido
para amarla la respeten.

Coral

Hola a tod@s: Hoy disfrutamos, al menos de momento, de un día tranquilo y soleado en León.
Así que voy a aprovechar para rescatar:

SAN ISIDORO Y SUS TRADICIONES

Cuenta la leyenda que en el siglo XII, en la iglesia de San Isidoro milagrosamente brotó agua de las piedras del pavimento de la iglesia y que Don Pelayo obispo de Oviedo fue testigo del suceso que se prolongó durante varios días, creyeron que anunciaba la partida del Rey Leones.

Se cuenta que el mismo día en que murió el rey ALFONSO VI “1109”, cesó de manar la fuente.

En la basílica de San Isidoro hubo un monje, confesor del Rey ALFONSO IX y de su esposa Doña Berenguela llamado Santo Martino; cuenta la leyenda que este Rey de niño era ciego y Santo Martino le devolvió la vista, lavando sus ojos con el agua que hacía cincuenta años había manado de la fuente del pavimento del altar de San Isidoro y que los monjes conservaban.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
También se dice que este santo que en un principio era bastante negado a estudiar las letras, fue obligado por San Isidoro a “comer libros” como consta en un cuadro que se encuentra en la biblioteca del museo, en el que aparece de esta guisa.

Santo Martino viaja por tierras francesas y difunde en León estas nuevas ideas artísticas y el pueblo le sigue, llenando y abarrotando el templo donde predica.