Los correos electrónicos al servicio técnico de la tarjeta SIM, otro misterio del caso Dina.

Anticorrupción pide que vuelva a declarar el marido de la exasesora de Pablo Iglesias.

Isabel Vega.

MADRID. Actualizado: 13/09/2020 02:34h.

Apenas unos días después de que se alzase el secreto de la pieza Dina, el marido de la exasesora de Pablo Iglesias Dina Bousselham, Ricardo Sa Ferreira, generó un mail de confirmación de lectura directo a la empresa de servicio técnico a la que tres años antes había enviado a reparar la tarjeta del móvil sustraído a ella. No fue la única comunicación. Según consta en el informe que esta empresa con sede en Gales envió a la Audiencia Nacional, la incidencia por la reparación fallida del dispositivo se dio por cerrada el 30 de octubre de 2017. Sin embargo, el registro de actuaciones practicadas con ese cliente, Sa Ferreira, contempla movimiento pasados tres años de silencio entre ambas partes. El inventario recoge todas las fechas en que se hicieron llamadas o se intercambiaron correos electrónicos como el ya conocido en el que la empresa le decía a Sa Ferreira que necesitaba un método avanzado para bucear en la tarjeta averiada que elevaba con mucho el presupuesto. Él rechazó la propuesta y la tarjeta se le devolvió sin coste aquel mes de octubre. Pero el 26 de febrero de 2020, con el secreto alzado, consta que «el cliente ha abierto un email de este usuario». El usuario era el gerente de ventas que estuvo llevando la reparación en 2017. Los registros de que «el cliente ha abierto un mail» de ese mismo gerente se suceden a lo largo de los meses siguientes y se prolongan hasta junio de 2020. Por ejemplo, el 18 de mayo, cuando Bousselham declaró en la Audiencia Nacional, constan 29 confirmaciones a lo largo de la jornada. Otras tantas hasta un mes después.
Anticorrupción ha pedido al juez que vuelva a llamarle a declarar por estas y otras incógnitas en torno al papel que jugó en esta historia. Para empezar, en su primera y única comparecencia, como testigo, no dijo nada al juez de que hubiesen recuperado la tarjeta de Bousselham o que él la hubiese enviado a reparar. Fue además, testigo y víctima del robo del móvil sobre el que ahora pesan sospechas.