Lo que los cristianos no admitimos es que la religión...

Lo que los cristianos no admitimos es que la religión (o el ateísmo) dé derecho a despreciar la religión de otro o, peor aún, despreciar a las personas que profesan otro credo. Mucho menos a perseguir, matar, etc., a los de otro credo. Ni siquiera una religión, aunque la consideremos „única verdadera“ nos da derecho a obligar a otros a seguirla. La documentación de la Iglesia está clarísima y es muy exigente, aunque en la Edad Media las ideas no estaban tan claras y hubo abusos, persecuciones y acusaciones contra quienes no se mantenían fieles a la Iglesia. Aquellas prácticas, promovidas por el brazo secular, pero aceptadas por la Iglesia, hoy reconocemos humildemente los cristianos católicos que son inadmisibles. La ignorancia y el desordenado celo de la pureza de la fe hizo que se cometieran horrendos crímenes injustificables, de los que la Iglesia ha pedido públicamente perdón en distintas ocasiones. También hay que decir, que las leyendas que corren por ahí de boca en boca y en libros poco informados o tendenciosos, achacan a la Iglesia algunas atrocidades que poco tienen que ver con la realidad, y que más bien son despropósitos nacidos de ignorancia histórica.
Hoy se puede ver la armonía que mantienen muchos líderes religiosos. Los dos últimos papas han convocado para la oración por la paz, a creyentes de las más variadas religiones.
Desconozco en qué catecismo te iniciaste en la doctrina cristiana, pero los católicos, (por concretarme en mi caso), no afirmamos que „la nuestra es la verdadera y las demás son falsas“. Reconocemos, sí, que „Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida“, pero pensamos que en las otras religiones hay muchos elementos de verdad y de bien de los cuales nosotros podemos aprender y copiar. El bien y la verdad pertenecen a Dios. Si nos centramos en las personas, no podremos decir que las católicas son las mejores. En todas las religiones hay personas malas y buenas, incluso entre las personas ateas. La misma experiencia nos lo dice. Hay personas que no creen en Dios pero son muy serviciales, muy amables y sinceras, trabajadoras y honradas. Los cristianos pensamos que tenemos especiales motivos para ser buenos, y los mejores, pero de la posibilidad al hecho hay una distancia que depende de las distintas personas, de la fragilidad humana. ¡Cuanta miseria hay, no sólo entre los católicos, sino entre los sacerdotes católicos! ¡Cuánto pecado detestable entre quienes deberían ser modelos y maestros de santidad! Pero no siempre es así, también hay ssantos, grandísimos santos. Las grandezas y las miserias podemos encontrartas tanto en las personas creyentes como en las que se confiesan ateas o agnósticas. La verdad no reside en una religión, sino en Dios: Él es la verdad absoluta. Los cristianos afirmamos esta Verdad se nos ha manifestado en Jesucristo, el Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre. Y también afirmamos que Dios ama a todos, no solo a los católicos, no sólo a los cristianos, sino a todos. No ama sólo a los buenos, sino a todos. Y no nos ama si somos buenos, sino siempre. Jesús nunca renegó de su fe judía. Él vino a dar plenitud a esa fe, basándose más en el amor que en la Ley. De hecho, dijo (con escándalo de los fariseos) „Habéis oído que se dijo: No matarás, pues yo os digo que todo el que se enfade contra su hermano responderá ante el tribunal. „Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente; pues yo os digo no pongas resistencia a quien te hace el mal... Si uno te da una bofetada en la mejilla derecha ponle la otra; a quien quiera quitarte la túnica dale el manto“. „Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo; pues yo os digo que amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen.“ Etc., etc., etc. (continuará)