ACTO TERCERO DEL ALCALDE DE ZALAMEA...

ACTO TERCERO DEL ALCALDE DE ZALAMEA

Menos mal que Isabel tiene lágrimas en sus ojos para llorar y palabras para expresar su ultraje que lentamente va diciendo, mientras a falta de música, sus lágrimas se van resbalando lentas también por sus mejillas ardientes.
Palabras y lágrimas para aplacar los latidos intensos de su corazón arrebatado y herido.

ISABEL:

-Nunca amanezca a mis ojos
la hermosa luz del día,
porque a su sombra no tenga
vergüenza yo de mi misma.

¡Oh tú, de tantas estrellas
primavera fugitiva,
no des lugar a la aurora,
que tu azul campaña pisa,
para que con risa y llanto
borre tu apacible vista!

O ya que ha de ser ¡que sea
con llanto, mas no con risa!
Detente oh mayor planeta,
mas tiempo en la espuma fría
del mar; deja que una vez
dilate la noche fría
del mar; deja que una vez
dilate la noche esquiva
su trémulo imperio, deja
que su deidad se diga,
atenta a mis ruegos que es
voluntaria y no precisa.

¿Para qué quieres salir
a ver en la historia mía
la mas enorme maldad,
la mas fiera tiranía,
que en venganza de los hombres
quiere el cielo que se escriba?

Mas ¡ay! de mi!, que parece
que es crueldad tu tiranía
pues desde que te he rogado
que te detuvieses, miran
mis ojos tu faz hermosa
descollarse por encima
de los montes, ¡Ay de mi!
que acosada y perseguida
de tantas penas, de tantas
ansias, de tantas impías
fortunas, contra mi honor
se han conjurado tus iras.

¿Qué he de hacer? ¿Dónde he de ir?

(El cielo la escucha pero no le dice nada.)