Ha sido un ejercicio de libertad permanente en el que nadie me marcaba la ruta a seguir. Y, Burgos

Ha sido un ejercicio de libertad permanente en el que nadie me marcaba la ruta a seguir. Y en este afán mío también cabían en el diario los poemas, que hoy expongo para compartir los sentimientos que la vida ha provocado en mi corazón. Algo muy personal, que difícilmente puedo expresar de otra forma.
El primer año de exaltación de la Patata, en 1995, escribí “Canto a la Patata”, y al día siguiente, como la patata seguía estando por los suelos escribí ” Al día siguiente de la fiesta”. Así en el primer año tuve la moneda completa: la cara, la fiesta; y la cruz, la del día después de la fiesta.
En 1999, nuestro grupo recibió un premio por una tortilla de mi invención, y escribí una carta para esa tortilla de níscalos, con ingredientes de aquí y de mi tierra manchega. En todo este tiempo he ido conociendo muchas personas y paisajes, y he perdido otros. Perdí a mi madre, y perdí mis pinares de infancia que ardieron casi al completo en mi tierra del Alto Tajo.
A cambio, he seguido escribiendo para no olvidarme de quien fui, por qué, y de lo que soy gracias a lo que en su día tuve la ocasión de vivir junto a los que perdí. Ahora, todo ese recuerdo me acompaña en mi caminar.