Y aquí el pollo ya está limpio de toda pluma aparente. Pero luego hay que pasarlo por el, Burgos

Y aquí el pollo ya está limpio de toda pluma aparente. Pero luego hay que pasarlo por el fuego de gas butano para que se quemen las plumillas que queden, que es lo que yo tengo pues en las vitrocerámicas, ésto no se puede hacer, y depende lo que tengas que guisar, así te debes proveer. Esto es muy rural.

Quizás el burgalés - el del incidente de la puerta del coche- que decía que yo era poco delicada tenía parte de razón. Lo que pasa es que una puede ser delicada, poco delicada o nada delicada, dependiendo del interlocutor. Y en el medio rural, o te adaptas o sucumbes. Por eso, las mujeres rurales podemos ser unas auténticas fieras si la ocasión así lo requiere. Pero el refinamiento va por dentro, o lo dejamos para la misa de los domingos. Las mujeres rurales tenemos gran capacidad de transformación y si no que me lo digan a mi. De la noche al día dependiendo de la actividad que haga.

Por ejemplo, el sábado, me di cuenta de lo poco delicada que soy cuando me vi unos cuantos arañazos en una pierna por haberme metido a hacer una foto entre las zarzas. Y dije: "Qué razón que tenía el burgalés" Pero como los arañazos me los hice yo misma, no tuve que pedir perdón a nadie. Ya se curarán, que ni fueron los primeros ni serán los últimos.