A LAS CUEVAS DE LOS CASARES...

A LAS CUEVAS DE LOS CASARES

La Riba de Saelices (Guadalajara)

I DESPERTAR EN LAS CAVERNAS

Viví dando cobijo a infinidad de sueños
sumida en la profunda caverna de mi tierra
donde fui alumbrada para mi nacimiento.
El soplo de la vida me iluminó en la sierra
a la vera templada del reino del silencio.
Tras una larga espera surgí de las tinieblas
y al fin llegó la hora de dar vida a mi cuerpo.
Vislumbré en el murmullo del viento una nueva era.
Noté el día y la noche, colores en el cielo,
luces en mi mente del brillar de las estrellas;
oteé los bosques, valles; los distintos terrenos,
enormes roquedales, llanos, florestas…
Sentí abarcar la esfera con humano entendimiento.
Con panes bajo el brazo agradecí la siembra
de frutos y dones como propio alimento.
Pronto plasmó mi mano con ímpetu y destreza
dibujos de mi entorno en los inviernos;
en murales de roca esculpí las siluetas
de corceles veloces, plenos de movimiento

II MI VIDA EN LAS CUEVAS

Habité durante siglos y siglos,
ancestrales cuevas que estudiáis hoy;
copié del fuego rojos resplandores,
tintes de sangre de fieras audaces.
Vi las primeras luces
al amparo del frío de glaciares
y unos pechos me dieron de beber
la leche tibia de mi especie humana,
mecida entre susurros y cantares.
Brazos dulces con nanas me durmieron.
Fui niña en las cavernas
más abrigadas de los hielos.
Recogía los frutos del verano,
cuidaba las semillas del invierno,
imité el eco de ruidos y voces
en mis cortas y frías primaveras.
Ahora mi pasado habita al amparo
De personas que estudian prehistoria
Que persiguen saber más de mi vida.
El tiempo ha dejado pocas huellas.

Carmen García García