Le dice un paciente al psicólogo: “Estoy fatal. Fatal. Mi mujer me odia y mi amante está intentando sacarme los cuartos y llevarme a juicio.
Mi hija mayor se casó con un yonki y acabaron divorciados.
La menor se fue con un ladrón mujeriego que la he dejado tirada con cuatro hijos.
Encima, la arpía que se casó con mi hijo nos echó del trabajo a mi mujer y a mí y además nos ha quitado la casa.
Y el psicólogo responde: “Bueno, XXXXXXXXXXXXXX que tampoco es para tanto”.
Mi hija mayor se casó con un yonki y acabaron divorciados.
La menor se fue con un ladrón mujeriego que la he dejado tirada con cuatro hijos.
Encima, la arpía que se casó con mi hijo nos echó del trabajo a mi mujer y a mí y además nos ha quitado la casa.
Y el psicólogo responde: “Bueno, XXXXXXXXXXXXXX que tampoco es para tanto”.