Lo sucedido la pasada semana en los mercados tiene...

Lo sucedido la pasada semana en los mercados tiene un mensaje a nivel general y otro más específico para la zona euro.

La lectura general es que el rally de liquidez propiciado por las inyecciones de liquidez de los Bancos Centrales, sobre todo el famoso LTRO del BCE, está prácticamente agotado. La reacción negativa de los mercados a la publicación de las actas de la FED el pasado martes, actas que muestran poca disposición de la FED a entrar en nuevos programas de recompras de activos, indica que los inversores, adictos a las ayudas monetarias, cifran sus expectativas de subidas en Bolsa en los apoyos de los Bancos Centrales. Pero es difícil que esos apoyos se incrementen, y en todo caso, su efecto en la economía, como el de toda medicina de la que se abusa, será cada vez menor.

La segunda lectura de la pasada semana es para los líderes de la zona euro. El mensaje es que el modelo actual no es sostenible y no va a funcionar. Aunque la atención se está centrando ahora en España, el problema no es sólo de España, sino que afecta al conjunto de Europa. El problema es que no se puede mantener la unión monetaria sin hacer cambios de fondo en el diseño original y además que la economía europea no puede ser competitiva si no reduce burocracia y revisa el modelo de bienestar. No se trata sólo de imponer austeridad fiscal, aunque imponerla es parte de la solución. Se trata de avanzar de forma decidida hacia la integración política, fiscal y bancaria, rediseñando el euro, revisando a fondo el modelo de bienestar y reduciendo carga burocrática en todos los niveles administrativos.

Frente a unos buenos PMI en China y en EEUU, en la zona euro de nuevo los PMI han sido decepcionantes y los datos de Eurostat publicados el martes anterior a ayer mostraron un paro del 10,8% en la zona, con el mayor número de parados desde que los datos se empezaron a publicar en enero de 1995. La zona no va bien y persistir en el modelo de "muddling through" a base de austeridad fiscal forzada, unida a reformas suaves y a inyecciones monetarias de ayuda por parte del BCE, sin cambiar el modelo completo, aboca a turbulencias recurrentes.

Esta semana se ha terminado la calma ficticia conseguida por el LTRO. Vuelve la desconfianza en la zona euro, que llevará tarde o temprano a que los capitales no fluyan a la zona. Pese a que el euro hasta ahora se ha mantenido sorprendentemente bien, en cualquier momento puede caer con fuerza. Lo mismo le puede pasar a la hasta ahora todopoderosa economía germana, sobre todo si Francia da problemas. La semana pasada hemos podido ver un anticipo de esto en la sesiones del miércoles y del jueves, cuando el euro pasó casi de golpe de cotizar por encima de 1.33 a cotizar por debajo de 1.31 con el dólar, y el Dax perdió de forma brusca los 7.000 puntos.

Todo esto tiene reflejo en las Bolsas. Las Bolsas americanas se han comportado bien, con caídas suaves del Dow (- 1,2%) y del S&P (- 0,75%) y con una ligera subida del Nasdaq, de nuevo impulsado por Apple. Las europeas sin embargo han caído fuertemente, con el Ibex perdiendo el 4,3% en la semana, la italiana casi un 5%, el Dax un 2,5%, y el Eurostoxx un 3,4%.

En los bonos la prima de riesgo española vuelve a superar los 400 puntos. Así vemos esa dualidad en la que algunas economías de la zona euro se financian cada vez peor y a tipos más caros, y además sus activos valen cada vez menos, mientras Alemania se financia bien y a tipos baratos, y el valor de sus activos sube. Un modelo poco sostenible, si añadimos la recesión en las economías débiles de la zona. Al final es el camino de Grecia, aunque España, Portugal, Italia, o Francia no sean Grecia.