Mi primer viaje lo recuerdo como sí hubiera sido ayer; fue a mediados de septiembre para asistir a las ferias de San Mateo en la maravillosa Salamanca. Un viaje bien cortito y haciendo "escala" en El Cubo del Vino, pueblo donde dejamos las bicicletas porque la segunda etapa era en el tren correo.
Fue emocionante, emocionante sentarse en aquellos bancos de madera de tercera clase y aceptar un pincho de tortilla que me dio una señora que venía de más lejos con su cesta y todo.
Al llegar a Salamanca ... (ver texto completo)
Fue emocionante, emocionante sentarse en aquellos bancos de madera de tercera clase y aceptar un pincho de tortilla que me dio una señora que venía de más lejos con su cesta y todo.
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