Los oasis de montaña tunecinos:

Dejamos TOZEUR y en una gran explanada en un cruce de carreteras subimos a los todo terreno que nos llevarían por caminos imposibles hasta los oasis de montaña. El paisaje era demoledor, lleno de pequeñas hierbecillas donde pastaban manadas de dromedarios con sus crías.

De pronto los coches comienzan a dar saltos, ya íbamos desierto a través acercándanos a las montañas de Chebika.

Desde lo alto de las montañas se veía un pueblo entre palmeras, era Tamerza, el pueblo que quedó destruido por las lluvias de 1969; las casas eran de barro y arena y no resistieron las inundaciones. Ahora existe un pueblo nuevo con edificios de ladrillo. Según los arqueólogos se han encontrado yacimientos prehistóricos y la Tamerza más antigua la fundaron los romanos.

Para ver bien el paisaje y los pequeños oasis, tienes que adentrarte por una serie de galerías desde donde se contemplan los pequeños lagos y cascadas de agua caliente. Son una maravilla; lo que no es tan maravilloso es la cantidad de niños pidiendo y queriendo vender baratijas a los turistas y los desagradables guías "espantando" a los niños para que no nos molestaran.

Allí cometí un grave error, según un inhumano guía y fue darle dos euros de nada a una niña que quería venderme una pulsera de piedrecitas horrible; De pronto salieron de entre las piedras un batallón de niños que también querían venderme algo ó que les diera alguna moneda.

Me acordé de los niños de España tan bien cuidados y abrigados y me dio una inmensa pena verlos con aquellos jersecillos y sus caritas morenas suplicando que les diera algo. El guía, cuando me vio rodeada se puso como una fiera y me dijo: ¿USTED NO SABE QUE A LOS NIÑOS NO SE LES DEBE HACER CASO?, ME HA ESTROPEADO EL ITINERARIO Y HAY GENTE ESPERANDO MÁS IMPORTANTE QUE LOS NIÑOS. No sé lo que sentí, fueron unos momentos de tensión indescriptibles que me hicieron llorar y no olvidar jamás en mi vida este episodio.