SIDI BOU SAID: Una de las visitas más divertidas y relajantes de las ciudades de Túnez. Se le llama el pueblo azul porque las rejas de las ventanas, barandillas, puertas y demás accesorios de las fachadas están pintados de un fuerte azul mediterráneo que emula el cielo y el mar.

En la base de las escaleras de la foto hay una placita llena de tiendas y cafés donde se puede degustar el famoso té con piñones. La formalidad brilla por su ausencia porque el precio del té depende de lo que negocies con los camareros; son la monda y si no negocias el precio pasas por tonto, según los guías, es decir que si no sabes hacer tratos el palo que te pegan es de antología.

El té no está mal, pero donde está un colacaoooooooooooooo.... y a ser posible con una magdalena.

A la puerta de una boutique había colgado un horroroso vestido de novia, lleno de encajes y lentejuelas de un dudoso blanco; como soy muy curiosa toqué sus tules y rápidamente apareció el dueño con la sana y comercial idea de vendérmelo.
- QUÉ NO, QUÉ NO, SÓLO QUIERO VERLO - le decía yo -
- QUÉ SI, QUÉ SI, PARA SUS BODAS DE PLATA - decía el tunecino, que resultó ser de la isla de Malta -
- ¡DÓNDE ESTARÁN MIS BODAS DE PLATA!
- PUES PARA LAS DE ORO...
Jajajajaja.... y el maltés sale a la terraza del bar a ver si convence a mi marido para que me compre el vestido.
Mi marido se cabrea y me dice que siempre ando metida en líos.

Feliz tarde.