LOS REYES MAGOS. ...

LOS REYES MAGOS.
Si hay algo que todos mantenemos en nuestra memoria y en los recuerdos más entrañables de nuestra infancia, esos son los Reyes Magos. Y yo diría que esto no es un sentimiento propio y exclusivo de los niños sino que es algo que llevamos dentro, todos los seres humanos desde que nacemos, y que nunca, a lo largo de nuestra vida, somos capaces de disipar. Porque lo de los Reyes es un sueño constante, una ilusión latente y una esperanza, que a lo largo de nuestra vida nos acompaña deseando que un despertar, de un día determinado, aparezcan esos Magos, en forma de negocio próspero, de puesto de trabajo fijo y muy bien remunerado, o simplemente una visita de la suerte en algún sorteo, y nuestros proyectos soñados se conviertan en realidad para estar disfrutando siempre del preciado juguete de nuestro bienestar y el de toda nuestra familia.
Y es que soñar es consustancial con el ser humanos, niño o mayor, y los Reyes Magos son las artífices de esos necesarios y maravillosos sueños.
Una vez que uno llega a ser muy mayor tiene la experiencia y la vivencia de como han sido los Reyes de su vida, los de sus hijos y los de sus nietos, y en todos ellos la inocencia ha sido la esencia de ese inmenso sentimiento de felicidad que suponía comprobar como aquellos seres maravillosos habían llegado hasta tus zapatitos, tu balcón, o tu habitación, superando todas las distancias y todas las barreras y te habían traído, montados en sus camellos y acompañados por sus pajes, todos aquellos regalos para ti. A veces, por aquello que a los que se portaban mal le traían solo carbón, hasta te dormías con el temor de que ese fuera tu regalo pero al amanecer comprobabas que aquellos eran unos Reyes muy buenos y muy bondadosos porque nunca te castigaron y te trajeron carbón.
Luego llega un día en el que esa inocencia se rompe, se quiebra, y te das cuenta de que aquello de los Magos era un engaño, era una ficción y que eran tus padres y tus abuelitos los que te traían aquellos regalos o aquellos juguetes. Ese era un día muy negatívo porque en tu mente aparecía un nuevo sentimiento, nuevo y desconocido para ti, la decepción, que suponía admitir que todo no era perfecto, que todo no era real y que nada era eterno. Por tanto en lo sucesivo tú tenías que ser el verdadero artífice de tus sueños, tú el que te regalaras tus propios juguetes, tú el que con tu esfuerzo, tu trabajo y tu tesón, te fueses preparando tus futuros días de Reyes porque ya ibas a ir dejando de ser niño y convirtiéndote en un hombre o mujer responsable de tu vida y de tus actos.
También tiene su lado positivo este momento porque es necesario que el niño empiece a madurar como futuro ciudadano, que se vaya integrando dentro de la sociedad en el proceso de su evolución: pubertad, juventud, madurez, con toda normalidad sin traumas ni deficiencias.
Hay dos cosas que no debemos permitir nunca y es que haya niños que no tengan la ilusión y la esperanza de unos Reyes dignos, cada año, y que por nuestra culpa pierdan cuanto antes esa inocencia tan necesaria en la infancia. Ilusión, esperanza e inocencia que todos tenemos que ayudar a conseguir para que esos niños maravillosos sean unos grandes hombres y mujeres el día de mañana..
Que mis nietos Pablo, Irene, David, María, Carlos, Mencía y Marco. Y TODOS LOS NIÑOS DEL MUNDO, SIGAN CREYENDO EN LOS REYES MAGOS, TODA SU VIDA, PORQUE ESTO SIGNIFICARÍA QUE SIGUEN TENIENDO INOCENCIA, ILUSIÓN Y ESPERANZA Y ESO YA SERÍA BASTANTE