LA FERIA...

LA FERIA
Eran unos años muy difíciles, los feriantes tenían cuatro palos y una tela como techo de su habitual forma de vida, en Fuensanta muchos años llovía y aquellas criaturas pasaban la fiesta chorreando y entre charcos de barro. Los cacharros de atracción carecían de motores para hacerlos funcionar, no existía la música sino un bombo y platillos accionado con pie y manos que producía el clásico ruido del Chim. Chim. Pum. Pero la fiesta existía, y existía también la ilusión de los niños, el traje para estrenar, el miedo de los más pequeños a aquellos gigantes y cabezudos, la alegría de la orquesta del baile del casino, en la plaza o del baile del Patio Andaluz, las casetas de turrón que después de la feria permanecían instaladas a lo largo de la calle Real hasta que llegaban las fiestas de los Villares, que son a primeros de Octubre, las casetas de tiro, los torrecampeños vendiendo “tostaos”y todo un mundo de divertimento y de alegría, aunque fuera por unos días, tan solo, pero que convertían al pueblo en algo distinto, en algo nuevo, en algo mejor.
La misa, la procesión, paseando a nuestra Virgen, a nuestra patrona, toda engalanada por la calle principal del pueblo como felicitación y homenaje por ser el día de su santo.
Han pasado más de 70 años, el pueblo, la fiesta, los feriantes, han evolucionado, han mejorado, ahora hay buenas caravanas confortables para ellos, unas atracciones con potentes motores y con una música especial para cada una de ellas, una caseta municipal lujosa para que todos podamos bailar y disfrutar juntos, sin limitaciones y en el mismo sitio, hay un ferial donde todas los cacharros están juntos, y bares, restaurantes, pubs, discoteca, y más posibilidades económicas para que todos puedan disfrutar más de estos días tan especiales que Fuensanta celebra cada año en su tradicional “fiesta del higo”.
Sin embargo yo creo que aquellas ferias de mi infancia eran más deseadas y más disfrutadas que las de ahora porque entonces solo teníamos la Feria, Semana Santa, el Corpus Christie y la Navidad ahora hay fiestas casi todas las semanas y eso hace que cuando llegan estas fechas muchos fensanteños se van nos días a la playas o de viaje, fuera del pueblo para evitar también los ruidos y para descansar de tantos banquetes, de tantas bodas, de tantas celebraciones y de tantas fiestas.
En definitiva que la fiestas son mejores, que hay que hacer lo posible porque cada vez tengan más atractivo, más visitantes y más diversión, porque son el escaparate de nuestro pueblo del que todos estamos tan orgullosos y porque son en honor de nuestra madre, la Virgen de la Fuensanta.
Pero hay una cosa que ya no tenemos, y esta los mayores la van a recordar, aquellas barras de turrón de almendra tan grandes, que hacía Encarna Santiago, Encarna la gorda, que eran una auténtica maravilla. Feliz fiesta a todos