EL GAZPACHO
Estamos en la estación del año más calurosa, más festiva y más divertida, al menos para mi, que es el verano.
No obstante el calor, que ha llegado casi de sopetón, este año, a partir como dice el refrán, del 40 de mayo, a nosotros no nos inquieta porque lo estaremos esperando con ese maravilloso remedio culinario, tan andaluz, tan nuestro,, o sea, el gazpacho..
El más antiguo y económico de los alimentos refrescantes que desde tiempo inmemorial empleaban nuestros antepasados para hacer frente al calor.
En esta tierra de María Santísima, el gazpacho se convertía en una especie de ritual que incluso hacían los adolescentes de la casa mientas su madre se encargaba de realizar el resto de los platos en la cocina. Estoy hablando de cuando no existía la batidora y había que hacerlo todo a mano. Primero la masa, lo más complicado porque si no movías el * “majilote” para el mismo lado se te podía estropear, con su ajo, su sal, y su aceite. Después añadirle el agua que para fuera fresca había que ir a la fuente por ella, en nuestro caso, a nuestra maravillosa Fuente de la Negra, que nos la daba ya tan fresca como la del frigorífico entonces inexistente. Y posteriormente ponerle el pimiento el pepino, el pan y según gustos el tomate o la manzana.
Todo era entonces más difícil, más casero, más manual, pero por eso mismo más alimenticio, más sabroso y hasta más placentero, porque estaba hecho con mucho cariño.
Recuerdo yo que mi tío Fernando, hermano de mi padre, que tenía espíritu de empresario, decía en aquella época, que sería un gran negocio el hacer gazpacho envasado y venderlo al por mayor, y la verdad es que no iba nada de equivocado porque hoy vemos como multitud de empresas han aprovechado y materializado esa idea. Entonces era muy difícil porque el problema estaba en el frío industrial, que no existía y la conservación del producto, pero está claro que el tío Fernando no era tonto pues hoy hay muchas gente que no hace el gazpacho sino que lo compra ya hecho.
De todas formas en mi casa, ahora no con el * “majilote” pero si con la Turmix, se hace un gazpacho exquisito, tradicional, y nos ponemos como el Kiko, vamos que ese no tiene nada que ver con el que vende la Belén Esteban. Feliz verano a todos,. M. Lara.
*Majilote es el nombre popular que tiene en nuestro pueblo el majo del mortero.
Estamos en la estación del año más calurosa, más festiva y más divertida, al menos para mi, que es el verano.
No obstante el calor, que ha llegado casi de sopetón, este año, a partir como dice el refrán, del 40 de mayo, a nosotros no nos inquieta porque lo estaremos esperando con ese maravilloso remedio culinario, tan andaluz, tan nuestro,, o sea, el gazpacho..
El más antiguo y económico de los alimentos refrescantes que desde tiempo inmemorial empleaban nuestros antepasados para hacer frente al calor.
En esta tierra de María Santísima, el gazpacho se convertía en una especie de ritual que incluso hacían los adolescentes de la casa mientas su madre se encargaba de realizar el resto de los platos en la cocina. Estoy hablando de cuando no existía la batidora y había que hacerlo todo a mano. Primero la masa, lo más complicado porque si no movías el * “majilote” para el mismo lado se te podía estropear, con su ajo, su sal, y su aceite. Después añadirle el agua que para fuera fresca había que ir a la fuente por ella, en nuestro caso, a nuestra maravillosa Fuente de la Negra, que nos la daba ya tan fresca como la del frigorífico entonces inexistente. Y posteriormente ponerle el pimiento el pepino, el pan y según gustos el tomate o la manzana.
Todo era entonces más difícil, más casero, más manual, pero por eso mismo más alimenticio, más sabroso y hasta más placentero, porque estaba hecho con mucho cariño.
Recuerdo yo que mi tío Fernando, hermano de mi padre, que tenía espíritu de empresario, decía en aquella época, que sería un gran negocio el hacer gazpacho envasado y venderlo al por mayor, y la verdad es que no iba nada de equivocado porque hoy vemos como multitud de empresas han aprovechado y materializado esa idea. Entonces era muy difícil porque el problema estaba en el frío industrial, que no existía y la conservación del producto, pero está claro que el tío Fernando no era tonto pues hoy hay muchas gente que no hace el gazpacho sino que lo compra ya hecho.
De todas formas en mi casa, ahora no con el * “majilote” pero si con la Turmix, se hace un gazpacho exquisito, tradicional, y nos ponemos como el Kiko, vamos que ese no tiene nada que ver con el que vende la Belén Esteban. Feliz verano a todos,. M. Lara.
*Majilote es el nombre popular que tiene en nuestro pueblo el majo del mortero.