FUERON TIEMPOS DE REMOLACHA AZUCARERA. ...

FUERON TIEMPOS DE REMOLACHA AZUCARERA.
Eran los años de 1950 y pico, el racionamiento de alimentos se había terminado, pero las gentes castellanas gastaban en su manutención lo justo, las viviendas casi todas tenían sus gallinas, incluso conejos, y un cerdo que era la despensa de poder comer chorizo y morcilla parte del año, con sus jamones ahumados en chimenea de campana, donde se colgaban los chorizos en varas para que se secaran bien. Fueron años difíciles, donde la remolacha azucarera se daba por hecho que servía de postre en mucha mesas sobre todo los domingos, eran piezas de unos tres kilos de media, la remolacha se la lavaba bien de la tierra que tenía pegada en sus lados, y después la llevabas a la panadería donde eras cliente, casi siempre llevabas dos remolachas, una era para el panadero que las asaba, y la otra para la familia, que una vez en la mesa se servía de postre, como se hace ahora con las piñas, todo rodajas, luego con un cuchillo le apartabas la piel de aquel rico olor y sabor que tenía, era un postre exquisito, y en las huertas de mi villa se sembraban cantidad de hectáreas de dicho producto, que se arrancaban de la tierra a partir del mes de noviembre hasta enero normalmente, Fue un regalo para muchos estómagos que entonces acababa de terminar el racionamiento, y todo alimento se agradecía, aun me recuerdo aquel dulce de Letuario y dulce de arrope echo con las uvas de las viñas una vez vendimiadas, eran sabores que nunca les olvidas. alguna vez he preguntado por dichos postres, y me han dicho que eso eran otros tiempos, que la vida a evolucionado, seguro que si un buen cocinero hablase de ello, se pondría de nuevo de moda, ya que su sabor no envidia a ningún otro postre, y cuidando su elaboración resulta fascinante. G X Cantalapiedra.