QUERIAN TANTO A SUS ACÉMILAS...

QUERIAN TANTO A SUS ACÉMILAS
Eran los años de 1960, y aquellos hermanos tenían su labranza, con un par de acémilas, altas y de buen ver, jamás las hicieron trabajar demasiado, los dos hermanos eran gente prudente y de saber entender el ganado que les movía su labranza. Con su buen saber labraban sus fincas sin prisa, y sus viñas las llevaban si dejarse llevar por las opiniones de otras personas, incluso cuando llegaba el tiempo de las mielgas, una hierba parecida a la alfalfa, la segaban para darles ese manjar a dichas mulas, lo mismo con la grama, la lavaban para que estuviera limpia y no las diera mal sabor, se comentaba en el valle que incluso las daban de comer caramelos, o magdalenas, según las fechas, Hubo personas en la villa que a las acémilas de estos hermanos las tenían envidia, siempre iban limpias y esquiladas, su paso por los caminos era normal, las acémilas siempre andaban bien de herraduras, se preocupaban de sus andares sin hacerse jamás daño, la cuadra donde descansaban y dormían esos animales, era caliente, y su pesebre siempre con su bola de sal, su paja y cebada, daban señales de saber cuidar demasiado a dichas mulas, Los dos hermanos solteros les acompañaba una hermana soltera, que les cuidaba su ropa y su despensa, y su forma de vivir entonces era simplemente vivir sin demasiados problemas, trabajaban cuando les venía en gana, y no tenían envidia de nadie, su vida era pasar desapercibidos por este mundo, y creo que lo conseguían, yo les conocí siendo mayores, no sé a qué edad se marcharon de este mundo, Pero oí comentar hace años, que se murieron sin usar sin tener el gozo de hombres y mujeres, solamente vivían para sus animales, que eran seres muy bien cuidados, y que pasaron a la historia como acémilas protegidas de los malos tratos. Hoy día no podrían subsistir con aquella labranza, que, con pocas obradas de cereales y pocas aranzadas de viñas, pasaban la vida sin estrecheces. G X Cantalapiedra.