OLVIDATE DEL DEMONIO. ...

OLVIDATE DEL DEMONIO.
Aquel hombre que le asustaban las maldiciones se marchó de vacaciones hasta Galicia, Era un hombre que luchaba por implantar en su barrio, una conducta moral y digna, tratando de expulsar de aquellas calles a los vendedores de droga, que estaban acabando con la alegría de dicho barrio, los jovenes eran las victimas inocentes de aquellos llamados camellos, que sin dignidad estaban haciéndose ricos a consta de la inutilidad y muerte de dicha juventud, Era raro el mes que no caía alguno muerto, o enfermo de estar condenado a sufrir hasta su muerte, Los llamados síndrome de abstinencia, o popularmente llamado “mono”, eran los pasos a seguir para volverse loco, o hacer de su cuerpo un delincuente sin salida de tan mal paso, este hombre con la moral alta, y pensando en la juventud que serían pronto los hombres del mañana, su familia le recomendó, pasar por Galicia sus vacaciones, para que pudiera olvidar todo aquel calvario que conocía de primera mano, ya que era el presidente de la asociación de vecinos de aquel barrio marginado. Al llegar a Galicia pudo ver que los demonios andan sueltos por todos partes, y sin querer averiguar mucho de tal mal vicio, se dedicó a visitar ciudades y lugares con encanto, Pudo visitar la Torre de Hércules, Los acantilados de San Andrés de Teixeiro, pasearse por la Ria de Betanzos, y pasear por Puentedeume, Llegar hasta las Fragas de Ume. Donde se sintió a gusto, y se dio cuenta del esfuerzo que debía ser, poder mantenerse allí, tan solo por vivir la religión cristiana como era entonces, Este hombre que descendía de una familia de emigrantes toledanos, con su esfuerzo y su honradez, quería dejar un barrio limpio de drogadictos y camellos, y poder caminar por sus calles sin el miedo que aquellos jovenes estaban dejando día a día. En Galicia no escuchó maldiciones de ninguna clase, solamente el murmullo de la olas, cuando estuvo al lado del mar, y los motores de las barcas en las zonas de las rías, fue un cambio de vida radical, eso sí, se acabaron las vacaciones, y volvieron las maldiciones, de los mismos jovenes drogadictos que dejó en dicho barrio, que poco a poco fueron subiendo la lista de jovenes fallecidos. G X Cantalapiedra.