AÑO 2012...

AÑO 2012
En demasiados locales de tertulia se oye hablar de las desventuras del año 2012. Que si llega un cambio de tiempos, que si llega el fin… y otras tonterías propias de niños inconscientes.

Hace milenios de siglos que el mundo rueda tranquilo por el espacio sin hacer caso a los dichos de la humanidad, ni a los cientos de veces que algunas religiones le han dado el finiquito.
Miles de veces se le han puesto fin al mundo. Pero hay dos cosas que nadie entre los más científicos de todos los tiempos lo ha sabido ni lo sabrán: 1) cuando el Universo comenzó a existir. 2) cuando el Universo tendrá su fin.

Sin embargo es esta l preocupación más grande de los humanos.
Y yo pienso ¿De qué me sirve a mí que este mundo se conserve 20 años, o veinte millones de años después de que yo muera?

Yo soy mi mejor amigo. Y cuando mi mejor amigo deje de disfrutar de las maravillas de esta máquina que se mueve por los espacios siderales, sin saber de dónde viene ni a donde va, sin saber si forma en el espacio un conjunto plano o en forma de ingente bola… digo que cuando yo desaparezca de poco me sirve.

No sabernos si el Creador al poner en movimiento esta máquina le dio un fin, o si su eterno rodar es infinito.
Las hipótesis caen sobre la ciencia y la razón sin que nadie pueda afirmar nada. Solo teorías, solo hipótesis que hoy se lanzan como verdaderas y mañana se desvanecen como el humo.

¿Qué hay en otros planetas? Podríamos decir que a igualdad de circunstancias igualdad de efectos y causas. Un principio fundado en una base sin cimientos.
Pero lo que detesto y aborrezco son esas afirmaciones perecederas que corren parejas con la ignorancia de que en el próximo año el mundo se va acabar.