ELO. No me hagas reir, mujer. ¿Qué tendrán que ver los gamusinos con la pesca. ¡ELO, que no existen los gamusinos, que es una borma que se gasta a alguien. Mira, ELO, en mi pueblo cuando llegaba algún veraneante madrileño y no sabía lo que eran gamusinos, la broma que le gastábamos era monumental. Los primeros días le invitábamos a pescar de noche. Cuando teníamos confianza con él, le decíamos que un día iríamos a cazar gamusinos. ¿Qué son gamusinos, preguntaba? Pues, como los conejos, decíamos nosotros. Y llegó el día de la broma, mejor dicho la noche. Llevábamos al pobre madrileño al río, andando un Km. más o menos, le dábamos un saco y una linterna y le decíamos: tú espera aquí con el saco abierto y la luz encendida y cuando veas la otra luz (otra linterna que llevábamos) enciende la tuya y espera que espantamos los gamusinos y van a la luz de tu linterna, abre el saco que alguno caerá... espera, espera... más de una hora esperando, hasta que el pobre madrileño se cansaba y venía para el pueblo. Hay una segunda parte. La contaré.