Amigo Libertad: por supuesto que mis reflexiones iban encaminadas a morigerar las discusiones y a facilitar el diálogo, antes que a eliminarlo. Tenés razón en cuanto a que el pasado nos pertenece igualmente a todos y que todos tenemos derecho de opinar sobre el, pero hay ciertas normas que debemos respetar si no queremos transformar cualquier intercambio de puntos de vista en una riña. Cuanto más se grita, menos se entiende. Cuando alguien está firme en sus convicciones puede escuchar las del otro con atención y serenidad. Es más frecuente de lo que se pensaría que ideas antagónicas tengan similitudes sorprendentes. Es conocido el hecho de que José Antonio, cuando estaba preso en Alicante, esperando una sentencia que descontaba adversa, gastaba sus horas leyendo la “Historia de la Revolución Rusa”, de Trotzki. Luego, ante el tribunal que lo juzgaba, intentaba vanamente de explicar su propia doctrina a jueces que manifiestamente lo odiaban. O sea, que el hombre estigmatizado por un frase extraida de contexto y citada a medias, sobre “los puños y las pistolas”, que pasó a la memoria histórica de algunos como “un pistolero de derecha”, cuando no tenía nada de pistolero y mucho menos de derecha, era, básicamente, un hombre de diálogo. Pero asi se ven las cosas, cuando uno se limita aconsiderar en todo adversario un enemigo. De ahí mi llamado la reflexión y mi resistencia a la toma de partido unilateral en las cosas del pasado; las más irremediables de todas las cosas irremediables. BALDER