y a su vez, la bella luna se desvanecía, dejando entre...

y a su vez, la bella luna se desvanecía, dejando entre ver tan solo sus grandes ojos, hasta desaparecer.
German puso en el fondo de su lienzo, ese dulce amanecer, así como a la tenue luna, tampoco estaba conforme con el cambio del pincel, tenía que decubrir, que le faltaba a la luna.
Dejó los pinceles y marchó para contemplar el sol y el cielo azulado y hermoso,
No habían estrellas, lo que si pudo contemplar fué una gran nube que se asemejaba a un caballo, y mas allá otras nubes que pareciesen amantes,
en ese instante pensó, y comenzó a darse cuenta y decirse.
Si, ya se lo que le falta a la luna.
Lo que le falta es amor.
Continuó mirando juguetear a las nubes, admiró una y otra vez el maravilloso paisaje tras la nevada.
contempló como disfrutaban los niños, y los mayores, con la nieva, pudo contemplar como las calles y plazas se llenaban de bullicio y de vida, de pajaros de alborozo volaban, entonces comprendió una y otra vez que su cuadro por mas que el lo intentara siempre estaría incompleto.
La luna enamorada del sol, tenía celos de sus misterios, de su belleza, de las alegrías que este proporcionaba de las cuales ella nunca podría disfrutar, por esto se quedaba mirando a su amado hasta que este con sus rayos la deslumbraba y catalina tenía que ocultarse, no podía gozar con él.
German muy enfurecido, agarrado a su pincel, trató de borrar el cuadro, pero este muy dolido dijo una y otra vez.
German jamas acabaras tu obra, ninguna obra es completa, deja pues que pinte solo el pincel, y hazte amante de el.
A lo lejos comenzó a escucharse una dulce música, y la mano de german comenzó a dibujar una y otra vez, German se refugió en sus sombras, el duende pinta por el.
Vuelve el atardecer, y al punto en que el sol se oculta, la luna mira por el, y aparecen las estrellas, y los destellos se pierden, la suave musica no ha dejado de sonar.
Greman grita, la luna, vuelve a pintarme otra vez.
Solo que este no escucha, pinta su duende por el.
Atardeceres divinos, luces del amanecer, el lienzo tiñe colores, de noche, de amanecer.
Las estellas bailan juntas viendo brillar al pincel.
dentro del lienzo estrellado, luna, y sol a la vez, paisaje de mil colores, gozos de niño.
Redier.
Dijo German, sorprendido la musica había dejado de sonar, el duende se fué de el, el lienzo estaba pintado, con luna y sol a la vez.
A la mañana siguiente, German orgulloso de su obra, no cabía de su gozo.
Esperó impaciente a la noche para mostrarle a la luna el cuadro dedicado a ella, y Catalina orgullosa feliz y contenta se despidió de el, escondiendo avergonzada, y riendose de él.
Fin de este cuento.