Iñaki Urdangarín. Su declaración ante el juez del yerno de Juan Carlos, propiamente maratoniana, por más actual y por la mayor atención que sin duda se merece, en la medida que es un caso lejos aún de verse encaminado hacia un desenlace previsible en, lo mas mínimo, de una manera u otra. La prensa francesa del genero "people" advierte ahora que el proceso Urdangarín pone en peligro el futuro de la monrquía y por remota que pueda resultarnos la hipótesis no dejamos de sentirnos obligados algunos a recoger aquí el guante del desafío, por un imperativo de patriotismo ineludible aunque sólo sea. No me sentí nunca monárquico. Borbones y proceso liberal y decadente se confundían íntimamente en mi memoria histórica personal e intransferible como habrá sido sin duda el caso de generaciones y generaciones de españoles en la postguerra. La crisis de los indignados y el trabajo de buceo en la memoria que me impone mi participación a diario en estas entradas por el tratamiento personal que le vengo reservando al día a día en su actualidad mas candente, habrán supuesto en mi un lavado (voluntario) de cerebro -en ingles "brainwash" o "brain brush"- en la materia que era lo último que me esperaba, por la conclusiones tan sorprendentes.