CORNADA DE LOBO | PEDRO TRAPIELLO...

CORNADA DE LOBO | PEDRO TRAPIELLO
La zozobra

Como marzo mayeó un tanto, mayo hizo lo propio marceando algún día con nieve en las cumbres y pucheros en las lumbres. Mayo es así; se sabe de antiguo, de manera que no te barrenes tanto asegurando que el tiempo está loco y que la culpa la tienen los sprays de laca, los pecados industriales y hasta el mismísimo Zapatero, que por fas y por nefas se las está llevando todas en el paladar, que es la bóveda donde resuenan las promesas. Este mes de mayo no será precisamente el de sus flores, pues ya están ensayando los sindicatos su «venid y vamos todos con leches a porfía».

El mayo de La Moncloa vino también marzeño, pero exagerando; el temporal es de los de «mar arbolada». Hay desasosiego en el consejo áulico del presidente. Se sabe. Y entre los miembros del gabinete se pisan la mano o la salida porque corre en su corro una patata caliente más grande que un balón de playa. Sin embargo, qué curioso, la derecha alaba y apoya en secreto las medidas de Zapatero porque son las suyas, pero cuando se pone derechona aplaude con las orejas la desgracia general que nos fornicará a todos y agota en las droguerías los sprays de pintura negra para dibujarle al pueblo acojonado y atónito unos horizontes de penumbra con mucho abracadabra; suponen que con esos sprays acelerarán un cambio climático en las urnas... y que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva... agüita pa mi molino...

Entre los timoneles del navío nacional sobran nervios y división de opiniones; es la primera galerna seria en la que se les ha metido el barco; unos dicen que patrás y otros que padónde, pero los vigías del palo mayor bajan mareados y con cara circunfleja diciendo que palante está pior. Ese dilema no se resolverá aquí. Las órdenes vienen de lejos y las trae Paco con su rebaja. ¿Qué Paco será?

La tele trae oleaje y zozobra (máh vale que zuzobre que no que zuzfalte), las bolsas se columpian en un péndulo, los medios se hacen trinchera, resucita la espingarda del abuelo... y como aquí todo el mundo tiene las cosas muy claras y su receta particular para resolver el problemón, vuelve a confirmarse la maldición nacional: de cada diez españoles, uno piensa y nueve embisten. En ello estamos, dijo Ánsar.