La generalización de prestaciones sanitarias a los...

La generalización de prestaciones sanitarias a los pacientes terminales -y todos lo seremos
un día u otro- es una utopía y, como tantas otras prestaciones sociales anunciadas y luego
disipadas, irrealizable so pena de asestar un duro golpe a los ya exiguos recursos de
nuestra sanidad pública, que apenas si alcanzan para cuidar a los vivos. La ley en
proyecto incluye un párrafo en el que se lee que cada paciente en agonía podrá disfrutar
de «habitación de uso individual durante su estancia». ¿Cómo es posible tal desconexión
de la realidad en un momento en el que se están cerrando cientos de camas hospitalarias
y los cirujanos no podemos ni dar fecha de intervención a pacientes que aún tienen
opción de curarse?
Créanme, la muerte dulce -como tantos otros aspectos de nuestra salud- debería pasar a
ser responsabilidad nuestra y de nuestros allegados; y cuanto más lejos del hospital, mejor.
Así que, dependiendo de qué diagnóstico le den los médicos, siga mis consejos: deje
inmediatamente las pastillas del colesterol (si no las había dejado ya antes), váyase a casa
y aprenda cuatro ideas básicas de farmacología que tan útiles le van a ser llegado el caso
de que necesite alguna ayuda de este tipo. No es más difícil manejar las benzodiacepinas
o la morfina que aprender a conducir o jugar a la bolsa. Vuelva a sus hobbies, retome las
adicciones razonables que algún médico bien intencionado le prohibió en su momento y
disfrute de los alimentos que aún le apetezcan. Y cuando llegue el momento de partir,
escuche su música preferida y abra de par en par la ventana de la habitación individual
de su casa: el aire fresco le sentará bien y la paloma que abandone su pecho encontrará
la salida más fácilmente.
Dr. Antonio Sitges-Serra
Catedrático de Cirugía de la UAB

Ciao