RELATO DEL CAMINO DE SANTIAGO
MARÍA LA HOSPITALERA II
No podía ya negarme por más tiempo. En realidad, tiempo tuve de conocerla por mi misma, y de comprobar que era cierto lo que se decía de ella.
Irradiaba calor, daba consejos, si se los pedías. Pero también lloraba, también ella, aparentemente tan fuerte, estaba necesitada de afecto. Y de vez en cuando, comía dulces para llenar ese huequecito que queda en el alma si tienes que salir un día de tu tierra, y ves difícil tu vuelta.
Me dio ... (ver texto completo)
MARÍA LA HOSPITALERA II
No podía ya negarme por más tiempo. En realidad, tiempo tuve de conocerla por mi misma, y de comprobar que era cierto lo que se decía de ella.
Irradiaba calor, daba consejos, si se los pedías. Pero también lloraba, también ella, aparentemente tan fuerte, estaba necesitada de afecto. Y de vez en cuando, comía dulces para llenar ese huequecito que queda en el alma si tienes que salir un día de tu tierra, y ves difícil tu vuelta.
Me dio ... (ver texto completo)