...! Y las flores, esas flores que se vieron turbadas!...

2). Implacable, inexorable, el tiempo imprimía sus horas en el reloj, haciendo coincidir sus manillas con las seis de la madrugada en ese momento. Cerró el libro. Accionó el interruptor de la lámpara y tumbose sobre la cama, boca arriba, posando la cabeza sobre sus manos, entrelazando los dedos.
Con la mirada fija, extraviada, inmersa en la profunda oscuridad de la habitación, se dispuso a esperar, a abandonar el submundo del insomnio, deseando que el paso al de los sueños fuese suave, tranquilo, pero raudo.

AdriPozuelo (A. M. A.)
Villamanta, Madrid
5 de agosto de 2008

Tanto este micro, como el anterior con el 1)., son propios.

Saludos

...! Y las flores, esas flores que se vieron turbadas!
! No quiero esas memorias peo no puedo alejarlas!
Apago la luz. de hacen mas claras.
Vuelvo a darle al interruptor casi con rabia
En la oscuridad, me gimen, que yo no he llamado...
! Ah las flores! Yo amaba las flores y me las destrozaron.
Estrujo la almohada.
Quiero dormir, al fin grito y la oscuridad no calla.
¿Que el mudo se ríe incluso de los que lloran?...
Ya lo se y memoria, no se porque me hablas de los hombres y de sus lágrimas.
Yo no te lo he pedido.
Quiero dormir.
¿Porque no me despiertas con otra palabras?
Por fin me duermo para soñar mil cosas al lado de mi almohada.

Amanecerá mañana y todo seguirá igual después de las doce campanadas... tras las que pensaré como siempre:
¿Cual es la libertad de los que si culpa alguna no poseen nada?

Es la pregunta que me hice hace mucho tiempo