Jolines, JUAN: Hay que dedicarle un buen ratito....

Bombardeados como vivimos de ten inaceptables inclemencias, que a algunos nos recuerdan las lejanas ya vividas... pienso que es un excelente medicina, retroceder a los...

GRITOS DEL RECUERDO.

Amor: ni no me llamas,
si tu silencio apareciendo,
si tu voz no exclama
amor, pensaré está atardeciendo:
que tu fuente hermética no mana
los chorros de amor de otro tiempo.

! Ah el agua!! Ah la esperanza
de ayer escribiendo besos
y bellas, bellas palabras
muertas hoy en cruel silencio!

No escuchas mi voz que es llama
de amores en gritos nuevos
desde venas desangrada
por los llantos del recuerdo.

No se porque te alejaste:
no se porque viento denso
e incoloro de una tarde
vistió de tristeza el Cielo...
y lloró sin cesar la fuente
a chorros largos silencios.

Escucha, pide regreses
a mil ruiseñores nuevos
para que sus llantos cesen
y labios escriban versos
Y que íntimos balcones
te cuenten cuanto te sueño...

porque la fuente:-! a la fuente
chorro de amor, manantial tierno
de aquellas lejanas tardes...
como grita versos nuevos!

Amor, si acaso llamas
por en tu voz versos nuevos
¿Acaso no ves mis lágrimas
que se estrellan contra el suelo?

¿Sabes lo que mas me espanta
amor de tanto silencio?
Que todo llora y ya no cantan
que tristeza mis recuerdos?
libertad

Jolines, JUAN: Hay que dedicarle un buen ratito.

No se porque te alejaste:
no se porque viento denso
e incoloro de una tarde
vistió de tristeza el Cielo...
y lloró sin cesar la fuente
a chorros largos silencios.

PRECIOSA ESTROFA.

Vente para OROPESA y a la sombra de las palmeras puedes componer.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
LA BRISA DEL MAR. las olas sobre el acantilado, la hilera de palmeras al oto lado de la bahía... ella y un cálido verano; y nubes que cabalgaban por los picos mas altos de la isla ocultando u pedazo de cielo.
Con Ella amé aquella isla y su cielo... y lo llevé conmigo, al otro lado del mar donde las estrellas eren mas brillantes que en ninguna otra parte conocida.
Amé aquel cielo, sus atardeceres, junto a ella, cuando el mar engullía al Sol que vestía el Cielo de colores. ¿Yo le amaba? Creo que ... (ver texto completo)