AQUEL NIÑO PRECISABA CARIÑO
Era un día de febrero, de esos que parecen enfriarse al terminarse la tarde, y en una pista de tenis, se entrenaban cuatro niños de unos ocho o nueve años, eran las seis de la tarde, ya casi empezando anochecer, los cuatro niños empezaron a salir de la pista, y una abuela de las que viven pendientes de sus nietos, sin darse cuenta de que su nieto y otro niño se parecían mucho, al salir de la pista, la abuela abrazo al doble de su nieto, y el niño se dejo abrazar y que la abuela del compañero de juego, le dijera, “Que guapo eres cada día te quiero más”, el niño se dejaba querer, y el nieto verdadero, grito a su abuela, que estoy aquí detrás, la abuela se quedó medio cortada, mientras aquel niño la decía, no me importa que me de usted besos y abrazos, no tengo una abuela como usted de cariñosa ni de guapa, Más el nieto enseguida comentó, Yo no te cambio a mi abuela, es única y tiene su vida dedicada a mi hermano y a mí. Eso sí, si te quiere acariciar te dejó para que veas lo que es una abuela de verdad, que vive para sus nietos, y es la mejor cocinera del mundo. Los dos niños se abrazaron, sin hacer ningún gesto raro, pero los dos niños comprendieron, como una abuela cuando es de verdad, no la importa perder tiempo con ellos, al revés su mejor rato del día es cuando abraza a sus nietos, para que se den cuenta que no están solos en esta vida. Hay besos que en cualquier lugar se hacen grandes y bellos, no importa si es un polideportivo, o a la salida del colegio. Son besos de los que dejan huellas profundas, y mucho más cuando se tienen esos ocho o nueve años, donde el corazón precisa que le digan palabras bonitas y sencillas, para no quedarse bloqueado entre las penumbras, que por desgracia existen en algunos hogares, Este hecho ocurrió en el Polideportivo de Hortaleza, Estación. Y es tan real como la vida misma. Cada cual saque su conclusión de la vida actual.
G X Cantalapiedra. 3 – 2 – 2023.
Era un día de febrero, de esos que parecen enfriarse al terminarse la tarde, y en una pista de tenis, se entrenaban cuatro niños de unos ocho o nueve años, eran las seis de la tarde, ya casi empezando anochecer, los cuatro niños empezaron a salir de la pista, y una abuela de las que viven pendientes de sus nietos, sin darse cuenta de que su nieto y otro niño se parecían mucho, al salir de la pista, la abuela abrazo al doble de su nieto, y el niño se dejo abrazar y que la abuela del compañero de juego, le dijera, “Que guapo eres cada día te quiero más”, el niño se dejaba querer, y el nieto verdadero, grito a su abuela, que estoy aquí detrás, la abuela se quedó medio cortada, mientras aquel niño la decía, no me importa que me de usted besos y abrazos, no tengo una abuela como usted de cariñosa ni de guapa, Más el nieto enseguida comentó, Yo no te cambio a mi abuela, es única y tiene su vida dedicada a mi hermano y a mí. Eso sí, si te quiere acariciar te dejó para que veas lo que es una abuela de verdad, que vive para sus nietos, y es la mejor cocinera del mundo. Los dos niños se abrazaron, sin hacer ningún gesto raro, pero los dos niños comprendieron, como una abuela cuando es de verdad, no la importa perder tiempo con ellos, al revés su mejor rato del día es cuando abraza a sus nietos, para que se den cuenta que no están solos en esta vida. Hay besos que en cualquier lugar se hacen grandes y bellos, no importa si es un polideportivo, o a la salida del colegio. Son besos de los que dejan huellas profundas, y mucho más cuando se tienen esos ocho o nueve años, donde el corazón precisa que le digan palabras bonitas y sencillas, para no quedarse bloqueado entre las penumbras, que por desgracia existen en algunos hogares, Este hecho ocurrió en el Polideportivo de Hortaleza, Estación. Y es tan real como la vida misma. Cada cual saque su conclusión de la vida actual.
G X Cantalapiedra. 3 – 2 – 2023.