Texto 11/77. CRÍTICA LITERARIA (1): «Un autor dentro...

Texto 11/77. CRÍTICA LITERARIA (1): «Un autor dentro de sus personajes» por Francisco Vélez Nieto

Texto 11/77
CRÍTICA LITERARIA (1)
«Un autor dentro de sus personajes»
Por Francisco Vélez Nieto

« ¿Qué libro me llevaría a una isla desierta?
Cualquiera, con tal de que sea de B. Traven?»
ALBERT EINSTEIN

DOS SON LAS novelas consideradas las mejores de B. Traben1, La nave de los muertos, escrita en 1926, y El tesoro de Sierra Madre, redactada un año más tarde. En ambas se puede percibir buena parte de esa misteriosa y enigmática vida de tan envolvente y extraño personaje de la literatura y su mundo social y lo político, siempre rodeado de una misteriosa e intrigante existencia por la que trascurrió toda su andadura no exenta de cálculos y adivinanzas sobre lo verdadero y fantástico de su persona. Y aquí quedan, pues, dos mágicas y envolventes historias con una temática diferente, aunque con idéntico fondo, de las que brotan unos valores literarios apasionantes, que no son otros que los comportamientos humanos en su más fervoroso y calculado análisis de condición y comportamiento. B. Traben es, en suma, un escritor de brillantez expositiva denunciando a burócratas y banqueros, al poder arbitrario, expuesto como laberíntica aventura de intrigas, donde su contenido resulta verdaderamente desafiante y de una actualidad que desasosiega.

«La nave de los muertos» (1926)
La nave de los muertos muestra una enloquecida desesperación, el alegato contra la marginación provocada, capaz todavía de lanzar su grito contra el orden establecido, mostrando al sector social mayoritario cada día más oprimido, alineado, víctima de un apresamiento piramidal. Un vibrante manifiesto que va desmadejando planteamientos con un estilo narrativo envolvente lejos de todo carácter panfletario, manteniendo siempre una observación crítica, una clara denuncia, contra la política al servicio de los poderosos.

Brillante exposición, no sin acusados riesgos por el desenmascaramiento de burócratas y banqueros y el poder arbitrario de los gobiernos, convertidos en meros servidores de la invisible fuerza situada allá, en la dorada colina del gran dinero, a la que se suma la farándula del patriotismo como cínica parodia interpretada por los sectores más conservadores de la sociedad.

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