VIDAS EJEMPLARES....

VIDAS EJEMPLARES.

Así están las cosas.

Mucha ignorancia y mucho odio de rasgos nihilistas.

Luis Ventoso.

Actualizado: 27/06/2020 23:32h.

Cooper’s Tavern es un café-restaurante ni fu ni fa de la ciudad de Madison, situado frente al capitolio del Estado de Wisconsin, allá al norte de EE. UU. El martes al mediodía su terraza estaba llena y su interior, casi vacío. Ambiente tranquilo y aburrido. Hasta que llegó un tal Devonere Johnson, un mulato de 28 años, de rastas y pantalón corto, megáfono en una mano y bate de béisbol en la otra, con las palabras «Black Lives» sobreimpresas. Johnson comenzó a pasearse por el local gritando consignas a través del megáfono e intimidando a los camareros preguntándoles con su altavoz: « ¿Por qué eres racista?». El encargado, frito, llamó a la Policía. Como Johnson se resistía, acabaron juntándose cinco agentes, que sujetándolo en horizontal lo metieron en el coche patrulla. Al abrirse una investigación, se ha sabido que había repetido la operación en otros locales exigiendo dinero a cambio de no molestar.
Esa misma noche comenzaron en Madison los disturbios para exigir la liberación del bueno de Devonere Johnson. A la una de la madrugada, tras tirar cócteles molotov a un par de tiendas, un grupo de unos trescientos manifestantes se dirigió al Capitolio e intentó entrar por la fuerza. Los guardias los repelieron con gas pimienta. Entonces se fijaron en las dos estatuas de la entrada, la llamada «Forward», que representa a una mujer al modo clásico romano, y la de Hans Christian Heg, un hombre joven de barba ataviado con el uniforme de la Unión. «Forward» acabó pintarrajeada y por los suelos. A Heg le fue peor: tras derribar su escultura del pedestal tirando con una furgoneta, la decapitaron y tiraron el cuerpo al lago Monona. Un senador demócrata que se acercó a ver qué pasaba fue pateado e insultado por los defensores de las libertades y la igualdad.

Heg, cuya memoria insulta una extrema izquierda supuestamente antirracista, fue un inmigrante noruego, buscador de oro y luego periodista, que consagró su vida a luchar contra el esclavismo (de hecho la perdió peleando contra el Sur en la batalla de Chickamauga). En cuanto a la estatua «Forward», fue sufragada en 1893 por sociedades de mujeres y esculpida por otra, la artista Jean Pond Miner. La figura representa la fe en el progreso y en su día también simbolizó allí la lucha sufragista.

En resumen, los defensores de las minorías se cargaron una estatua de un héroe antirracista y otra de una escultora pionera, costeada por el esfuerzo de las mujeres. Pero resulta estéril apelar a la lógica, porque todo esto se alimenta de un odio rencoroso de rasgos nihilistas, que ya no acepta el debate racional. La excusa que han dado para la idiocia de Madison es que «con esas estatuas el Estado de Winsconsin quería dar una falsa imagen progresista, cuando realmente no lo es, porque todo su sistema está montado para encarcelar a los negros».

(PD: en Inglaterra, el Arzobispo de Canterbury, cabeza religiosa de la Iglesia Anglicana, advierte que ya está bien de que se represente a Jesucristo como un hombre de raza blanca y que «habrá que retirar muchas estatuas de las iglesias». Se llama híper corrección política -o tontuna represiva de la libertad de expresión-, y ya no habrá quien la pare).

Luis Ventoso.

Director Adjunto.