Sí, como en Cuba y Venezuela, ¡anda con ese cuento...

La prisión de Pablo Hasél es el signo más claro del retroceso legal en las libertades de la última década, diseñado por los ex ministros Gallardón y Fernández Díaz. Anteriormente estas restricciones de derechos las sufrieron personas que contaron chistes de Carrero Blanco, titiriteros que representaron una obra de marionetas o grupos musicales por las letras de sus canciones. Hay que abordar una reforma amplia del Código Penal. Es propio de estados autoritarios castigar expresiones con cárcel.

Sí, como en Cuba y Venezuela, ¡anda con ese cuento a otro sitio, mangurrián!