MUCHOS AÑOS DE AQUELLA EXCURSIÓN
Desde La Seca salimos un domingo por la tarde, por llegar a Villalar sin ser un camino en balde. Cuantos jovenes pensando en nuestro triste destino, Castilla dejó emigrantes por muchos raros caminos. Se han pasado muchos años, son raros ciertos destinos, fuimos subiendo peldaños con sus duros desatinos. Una marcha de esperanza, aquella que busca signo, el joven su fuerza engancha para hacer bello el camino. Las eras de Villalar como símbolo perdido, abril marcaba silencio sobre el pueblo entumecido. Pasaron más de sesenta años, que jovenes atrevidos, nadie pensaba en los daños ni los campos deprimidos. Que jornada más preciosa con las bicis de testigo, todo fue color de rosa sin recibir ni un castigo. Nadie soñaba grandeza, ni vivir allí escondidos, era mucha la nobleza de aquello tiempos fingidos. Cuando recuerdo el pasado, cuando se nota el suspiro, si te sientes condenado la salud te pega un giro. Puede ser que tantos años, se nos borrara el camino, aquel tiempo dio peldaños a brindar con algún vino. Volvimos con la esperanza de ver Villalar altivo, y asumimos la balanza de ser domingo y festivo. La vida te deja huellas, y te sientes deprimido, admiras las cosas bellas y algún camino elegido. Cuando te sobran las fuerzas vives soñando destinos, y el tiempo te va tibiezas sin esperar desatinos. Emigrantes castellanos que pisamos nuevos signos, fuimos perfectos humanos, sin buscar los adivinos. Villalar en la memoria de aquel 23, de abril del 1521, nadie buscaba la gloria ni fue tiempo inoportuno. Un recuerdo a Juan Padilla, de Toledo, a Francisco Maldonado, de Salamanca. Juan Bravo de Segovia, Y doscientos cuarenta y nueve comuneros de más talla, que fueron decapitados por gobernantes de España. Es la historia de esta tierra, que anulo mucha esperanza, con leyes que les marcaron doble tributos y cargas. También fueron comuneros, los que en Fermoselle descansan, no podemos echar cuentas, son penosas las balanzas. G X Cantalapiedra. 23 – 4 – 2023.
Desde La Seca salimos un domingo por la tarde, por llegar a Villalar sin ser un camino en balde. Cuantos jovenes pensando en nuestro triste destino, Castilla dejó emigrantes por muchos raros caminos. Se han pasado muchos años, son raros ciertos destinos, fuimos subiendo peldaños con sus duros desatinos. Una marcha de esperanza, aquella que busca signo, el joven su fuerza engancha para hacer bello el camino. Las eras de Villalar como símbolo perdido, abril marcaba silencio sobre el pueblo entumecido. Pasaron más de sesenta años, que jovenes atrevidos, nadie pensaba en los daños ni los campos deprimidos. Que jornada más preciosa con las bicis de testigo, todo fue color de rosa sin recibir ni un castigo. Nadie soñaba grandeza, ni vivir allí escondidos, era mucha la nobleza de aquello tiempos fingidos. Cuando recuerdo el pasado, cuando se nota el suspiro, si te sientes condenado la salud te pega un giro. Puede ser que tantos años, se nos borrara el camino, aquel tiempo dio peldaños a brindar con algún vino. Volvimos con la esperanza de ver Villalar altivo, y asumimos la balanza de ser domingo y festivo. La vida te deja huellas, y te sientes deprimido, admiras las cosas bellas y algún camino elegido. Cuando te sobran las fuerzas vives soñando destinos, y el tiempo te va tibiezas sin esperar desatinos. Emigrantes castellanos que pisamos nuevos signos, fuimos perfectos humanos, sin buscar los adivinos. Villalar en la memoria de aquel 23, de abril del 1521, nadie buscaba la gloria ni fue tiempo inoportuno. Un recuerdo a Juan Padilla, de Toledo, a Francisco Maldonado, de Salamanca. Juan Bravo de Segovia, Y doscientos cuarenta y nueve comuneros de más talla, que fueron decapitados por gobernantes de España. Es la historia de esta tierra, que anulo mucha esperanza, con leyes que les marcaron doble tributos y cargas. También fueron comuneros, los que en Fermoselle descansan, no podemos echar cuentas, son penosas las balanzas. G X Cantalapiedra. 23 – 4 – 2023.