LA IZQUIERDA VINO DE MANO DE LA ENVIDIA...

LA IZQUIERDA VINO DE MANO DE LA ENVIDIA

Viene desde hace tiempo, antes aún de la creación.

Invidia autem diaboli mors intoivit in orbem terrarum.

Por la envidia del Diablo entró la muerte en el mundo.

La historia, en el fondo, no es sino la lucha constante entre dos bandos irreconciliables: los de Dios y los del diablo.
Esta guerra se inició con el grito rebelde de una parte de los ángeles:
"non serviam!", es decir: no seremos servidores de Dios ni de nadie! ¡Seremos libres!

Ya santo Tomás, en su Suma, nos enseña que el diablo siempre ha intentado engañar a la humanidad "con el pretexto o bajo apariencias de libertad". Y nótese que dijo esto 6 siglos antes del advenimiento del "liberalismo".

De ahi que el grito masónico "Libertad, igualdad, fraternidad!" no sea sino un eco mas del grito diabólico original. Ecos más recientes de este triste alarido son la falsa doctrina de los llamados "derechos humanos", tan de moda hoy por hoy.

Pero, vamos a la izquierda, tentáculo muy vigente de esta Bestia, que es el conjunto creciente de hombres instrumentos del Maligno. Pone el énfasis en una pretendida "igualdad".

El izquierdista, es ese hombre que se caracteriza por dos cosas:
1-Desear inmoderadamente las posesiones.
2-Envidiar y odiar a los que poseen más que él.

El primer izquierdista fue el mismo diablo, que habiendo caido culpablemente de muy alto, en su odio a Dios por "tener más" que él y odio a nuestros primeros padres, porque gozaban de lo que él había justamente perdido. Igualitarista consecuente, nivelador hacia abajo -como todo izquierdista-, quiso y quiere
que todos vivamos eternamente el mismo mal lugar, el infierno, y que en él seamos igualmente infelices.

La primera izquierdista fue Eva, que convertida al igualitarismo por una promesa electoral de izquierdas (“sereis como dioses"), quiso lo que ni necesitaba ni le era lícito poseer (cierto fruto).

El primer hombre izquierdista o, por lo menos, demócrata cómplice de la izquierda (valga la redundancia), fue Adán, que prefirió agradar a la mayoría (Eva y la serpiente socialista) en lugar de agradar a Dios.

El siguiente izquierdista fue Cain, a quien le pareció tan mal la preferencia de Dios por Abel, que lo odió por eso y, haciendo gala del típico sentido práctico izquierdista para la solución de desigualdades odiosas, lo mató.
Se acabó Abel y se acabó la desigualdad. Muerte a los ricos… Y a los mejores en general. “Nihil novum sub sole".

Saltamos épocas e izquierdistas notables, como la reina Jezabel, que mandó asesinar a Nabot porque éste no quiso vender sus tierras. Hoy, hay maneras más elegantes de robar, como las "reformas agrarias" y ciertas leyes de expropiación. Caifás, los sanedritas, los escribas, los doctores de la ley
y los fariseos odiaron a Cristo por envidia y optaron por la solución de Caín. Gestas, el mal ladrón crucificado a la izquierda, que se burlaba de Cristo crucificado, podría ser el patrono de los periodistas y demás faranduleros que atacan a loa derecha.

El más connotado izquierdista fue Judas, quien se resolvió a ejecutar su traición al no poder soportar que Cristo alabara a María de Betania (la que ungió los pies de Aquél), ni pudo resignarse a haber perdido -en este enojoso
incidente- cierta oportunidad de robar. Y nótese que este modelo acabado del izquierdista que es Judas, hipócritamente se quejaba de que el ungüento usado por aquella mujer "podría haberse vendido y dado a los pobres", cuando en realidad los pobres le interesaban un pepino, pues sólo quería que ese dinero llegara a la bolsa común para apropiárselo, dado que era el tesorero del grupo. "Nihil novum sub sole".

La guerra continúa. Y la estamos perdiendo, entre otras razones, por causa de ciertos Católicos que han bebido el veneno del falso ideal de la "fraternidad" diabólico-masónica. Según estos ciegos (y ciegos guías de otros ciegos), hay que buscar la paz entre los hombres sobre todas las cosas.

Léase y entiéndase bien:
Importa más la paz de la "gran familia humana" que la verdad y el bien. Tratan de "reconciliar" a ambos bandos, lo cual es un intento sumamente impío (aunque no lo sepan) pues, esta guerra entre el bando de Dios y el bando del diablo es la única no sólo permitida, sino querida y declarada por el mismo Dios: "Pongo enemistad entre tu linaje y su linaje" (Génesis, 3, 14)

Pase lo que pase y sea lo que sea, conocemos el final de esta guerra y de la historia: está revelado en la Sagrada Escritura que Cristo vencerá totalmente al demonio y a todos sus humanos instrumentos.

Ese dia, más que bendito, “dirá a los de la izquierda: id, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles" (Mateo, 25, 41).