Taller de aprendizaje de poesía

Farero llorando
Foto enviada por Mari


Cuanto vales chiquilla, sigue deleitandonos con tus poemas, de verdad muy bonito, para mi ¡Valiosísimo!

Te saludo, hace días que no aparecías por el foro.
Gracias Pavelo, a los de la piruleta no les ha gustado lo que me has dicho, menos mal que el poema lo han respetado, y no me han hecho lo que a Lara Lemus que manda un poema sobre la libertad, usando a los pájaros como metáfora (es una manera de interpretarlo) y lo obsequian con dos rojos, se conoce que no les gusta la libertad. En fin.

Buena tarde.
SIGUIENDO CON LA HISTORIA DEL FARERO.

Los profundos surcos
que muestra el farero,
son la pena viva
de ese día negro
que marchó su niña
en busca de un sueño,
que le brinda un mozo
llegado de lejos. ... (ver texto completo)
Cuanto vales chiquilla, sigue deleitandonos con tus poemas, de verdad muy bonito, para mi ¡Valiosísimo!

Te saludo, hace días que no aparecías por el foro.
Ay qué bonito, me ha llegado al corazón.
Qué bien hecho, chiquilla!
Esto no hay que perderlo de vista para no perder práctica.
Es que es precioso..
Gracias NOEMI, ya sabes que yo, al menos, todo se lo debo a CABRERO Y A PLAZALAGUA, también a ti, los tres me habéis ayudado a entras mas a fondo en este bonito mundo de la poesía.

En efecto, no hay que bajar las guardia y tenemos que seguir practicando, es la única forma de lograr de vez en cuando, poemas que, al menos personalmente, se disfrutan.

Un abrazo.
SIGUIENDO CON LA HISTORIA DEL FARERO.

Los profundos surcos
que muestra el farero,
son la pena viva
de ese día negro
que marchó su niña
en busca de un sueño,
que le brinda un mozo
llegado de lejos. ... (ver texto completo)
Ay qué bonito, me ha llegado al corazón.
Qué bien hecho, chiquilla!
Esto no hay que perderlo de vista para no perder práctica.
Es que es precioso..
SIGUIENDO CON LA HISTORIA DEL FARERO.

Los profundos surcos
que muestra el farero,
son la pena viva
de ese día negro
que marchó su niña
en busca de un sueño,
que le brinda un mozo
llegado de lejos.

Chispean los ojos
verdes del farero,
sus manos aprietan
un fino pañuelo
con las iniciales,
en oro y en negro,
de su rosa blanca
de su jazmín tierno,
que con malas artes
segó un jardinero.

Se pierde en el mar,
le enloquece el duelo
e imploran sus ojos
mirando hacia el cielo,
¡Señor, Tú que puedes
cumple mi deseo ¡
¡y otra vez la sombra
la ausencia de sueño!
un nudo que aprieta,
quejidos, lamentos
los duendes burlones,
y entre todos ellos
dos testigos mudos,
el mar y el pañuelo.

Mari.

Romancillo en asonante e-o en sus versos pares ... (ver texto completo)