Yo, que no me quiero saltar ningún poeta de los que estamos estudiando, vengo hoy con un poema con el que trato de emular a Espronceda -aunque estos días estemos ya estudiando a Miguel de Unamuno-. De modo que aquí lo tenéis:
El azadón que al cielo levantaba,
con secos golpes cavaba la tierra,
contra la que luchaba en sorda guerra
bañado todo el cuerpo de sudor.
Cuando este ardiente sol llegue al ocaso
habré acabado la dura jornada
y habrá una sepultura terminada;
¿quien vendrá a ser su infausto morador?
Así pensaba aquel sepulturero
enjuto y del trabajo muy curtido,
a aquel luctuoso campo muy unido,
con los féretros familiarizado.
No suponía lo que le esperaba:
el peso del trabajo le hizo mella,
sintiose mal, con tan fatal estrella
que la tumba estrenó que había cavado.
Olvidamos
que la vida
tan querida
pasará.
Procurando
ser honesto
el gesto
nos llenará.
Con nuestras manos vacías
o llenas de suciedad,
no lleguemos a otra vida;
no se nos perdonará.
Plazalagua.
Emulando a José de Espronceda, es este un poema compuesto por cuatro cuartetos endecasílabos, en los que riman en consonante el segundo con el tercer verso; y, por pares, el cuarto verso rima, también en consonante, con el cuarto del cuarteto siguiente.
Hay otros dos cuartetos cuatrisílabos, con la misma disposición rítmica; y por fin cuatro versos octosílabos con rimas asonantes el primero con el tercero y el segundo con el cuarto.
El azadón que al cielo levantaba,
con secos golpes cavaba la tierra,
contra la que luchaba en sorda guerra
bañado todo el cuerpo de sudor.
Cuando este ardiente sol llegue al ocaso
habré acabado la dura jornada
y habrá una sepultura terminada;
¿quien vendrá a ser su infausto morador?
Así pensaba aquel sepulturero
enjuto y del trabajo muy curtido,
a aquel luctuoso campo muy unido,
con los féretros familiarizado.
No suponía lo que le esperaba:
el peso del trabajo le hizo mella,
sintiose mal, con tan fatal estrella
que la tumba estrenó que había cavado.
Olvidamos
que la vida
tan querida
pasará.
Procurando
ser honesto
el gesto
nos llenará.
Con nuestras manos vacías
o llenas de suciedad,
no lleguemos a otra vida;
no se nos perdonará.
Plazalagua.
Emulando a José de Espronceda, es este un poema compuesto por cuatro cuartetos endecasílabos, en los que riman en consonante el segundo con el tercer verso; y, por pares, el cuarto verso rima, también en consonante, con el cuarto del cuarteto siguiente.
Hay otros dos cuartetos cuatrisílabos, con la misma disposición rítmica; y por fin cuatro versos octosílabos con rimas asonantes el primero con el tercero y el segundo con el cuarto.