Del baúl de los recuerdos, pero viene como anillo al...

Del baúl de los recuerdos, pero viene como anillo al dedo.

Dadme, mi Amado, calor,
arde mi pecho dañado
por el dolor y, ahogado,
suplica a gritos amor,
que nunca esposa gozara
con esta eterna distancia
de su vida y de su estancia,
de Aquel que siempre adorara.

Presa de ese dulce yugo
que Vos me otorgáis con celo,
suspiro mirando al cielo
y con mi oración conjugo
el deseo y este ardor
que nada mitiga y calma,
¡piedad Señor para el alma!,
que al fuego tiene pavor.

Llena y henchida de gozo,
osaré, mi tierno amante,
amaros en todo instante,
no ahogarme en ese pozo
de la vanidad del mundo;
todo me sobra, mi Amado,
permaneced a mi lado
y seré campo fecundo.
Habito en Ti y por Ti muero,
ni palacios ni riqueza
logran vencer la tristeza
de este sin vivir tan fiero,
¡Os amo Señor!, mi dueño,
si os tengo, nada me falta,
sois mi luz, solo Dios basta,
dadme pronto dulce sueño.

Mari.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Mari: bellísimo poema místico en redondillas. La misma Santa Teresa de Jesús se habría quedado pasmada.
Sólo observo una ligera repetición en el verso 9, porque henchida y llena son dos palabras sinónimas.
Creo que algo así como "Mi pecho henchido de gozo" o lo que a tí te guste, evitando la repetición semántica sería más práctico.

Un abrazo.