El Quevedo que ríe....

El Quevedo que ríe.

Desde la cuna, Francisco de Quevedo (1580-
1645) estuvo cerca del poder. Su padre, Pedro Gó-
mez de Quevedo, fue secretario particular de una
hija de Carlos V y más tarde de la reina doña Ana,
mujer de Felipe II. La madre de Quevedo, doña María
de Santibáñez, era dama de la reina. A los seis
años, Quevedo ya era huérfano de ambos, pero por
generosidad del monarca el niño se educó en la corte
y en palacio, o muy cerca de él, «atisbando desde su
niñez —y no es una metáfora— lo que ocurría en
aquel torbellino: contemplando cómo se movía la
máquina desde adentro», afirma Pablo Jauralde Pou,
en su voluminosa biografía del poeta. Eso marcaría,
por un lado, la participación de Quevedo en los debates
públicos y la política de la época, y por otro,
su voluntad de combate, la cantidad de enemigos y
rencillas que cosechó durante su agitada existencia.