Bueno, entonces sí que eras, o eres alto. "El barbas" de la foto medía uno setenta y dos (1,72 m) y la auxiliar uno ochenta y cinco (1,85 m) lo que hace parecer bajitos a los demás.

Y estoy de acuerdo contigo en la cantidad de recompensas que recibes, claro que a mí también me gustaba darlas y por eso en más de una ocasión me llamaron la atención los jefes inmediatos.

Cada vez que me reprimían les decía que si creían que eso era una falta -y casi grave, según ellos, porque no era cometido mío y así no cumplía con mi trabajo- que me despidiesen si lo creían "necesario", que yo iría a donde tuviera que ir, alegando el motivo. Y con testigos, que menos mal que a más de una enfermera las tenía de mi parte y algún médico que otro. Es que ya "habíamos entrado en democracia" y ellos aun estaban estancados en la época en que llevaron galones en la manga. Claro que el uno, el jefe, llevó tres galones, otros dos de sus satélites, dos cada uno y algunos ni siquiera uno. Vamos, que si hubiesen podido, si no hubiesen "ahuecado el ala" al poco de estrenar democracia, habrían instaurado el saludo entre sus subalternos.

A la derecha de la foto, el hueco que quedó tras derribar lo que fue la inclusa. ¡Y decían que era fachada protegida! En la puerta que había ahí, con el nº 50 de la calle, terminé mi etapa laboral en el hospital.

Saludos