Los “Mercados,” “Las plantas mis amigos y mi Madre”, Tribuna libre

Los “Mercados,” “Las plantas mis amigos y mi Madre”
De Conde:

No sé muy bien que son los “mercados” de lo que tanto se habla hoy, sobre todo en las tertulias radiotelevisadas, ni estoy en absoluto seguro de que adelante mucho si me preocupo de saberlo. Mi amigo Gayo (no Gallo) dice que los grandes conocimientos por lo general no son necesarios para llevar una vida satisfactoria y decente, A veces basta con tener cierta facilidad para la deducción y adoptar decisiones en función de un mínimo sentido común o bien por corazonada.
En una aldea de Mesegar de Corneja de donde es Gayo y yo, le escuché decir que el ser humano pierde el sentido común por culpa de razonar demasiado las cosas».
Emilio amigo mío también de toda la vida, muy aficionado a la música estaba convencido de que las plantas de su salón disfrutaban oyéndole tocar la bandurria tanto como si las regaran con cariño su mujer cuando lo necesitaban, Una de sus plantas melómanas se vino inesperadamente abajo y dio con las hojas en la tierra del tiesto. Le pregunté entonces qué había ocurrido a pesar de la música de su bandurria y me contesta, “es que aquella planta ni con Mahler…., iba ya camino de mustiarse sin remedio.”
«Lo que le sucede a esta planta, amigo mío, no es nada distinto de lo que le sucede al diez por ciento de las plantas que conozco: A todas les gusta Mozart, pero pasado un tiempo, el diez por ciento se vuelven sordas».
¿Se puede aplicar ese razonamiento al asunto de los dichosos «mercados» que tanto nos afligen? Para contestar a eso creo sensato recurrir a la sabiduría de una amiga de mi madre que tiene de la vida la idea, de que se trata del tiempo que necesitamos para hacernos a la razonable idea de morir.
Esa amiga le dijo en una ocasión a mi madre: “Verás” condesa: La vida está llena de altibajos económicos que nos producen disgustos y alegrías. No hay que descorazonarse por nada. Se trata de saber adaptarse,
Cuando vienen mal dadas, de lo que se trata es de llamarle de otro modo a la pobreza, igual que a cierta edad sustituimos el sexo por la gimnasia de mantenimiento».

Y Saludos