LA ENTREGA DE LOS VOTOS EN LOS JUZGADOS....

LA ENTREGA DE LOS VOTOS EN LOS JUZGADOS.
Una imagina y hace previsiones con una secuencia lógica pero no siempre se acierta porque la lógica depende de cada persona, cada situación y cada cosa. Porque el recuento de los votos tardó y pasaron las doce y yo todavía no tenía los sobres en mi poder. Así que tuve que entregarlos muy de mañana y antes de las once, que había un tope para esa labor.
Esta va a ser mi última experiencia en este tema porque estoy agregada o en funciones hasta que se resuelva y nombren a otra u otro. Pero si tengo que hacer varias reflexiones antes de acabar con esto.
Primero, ya sabéis que había dos sobres: Uno para elegir a los partidos de la Comunidad; y otro para las alcaldías. Y cada sobre hube de entregarlo en un lugar muy dispar. No lo comprendo. Uno, en el centro histórico, en la Calle de San Juan, el relativo a la autonomía. Aquí la entrega fue diferente a la siguiente y más fácil. Como si hubiese varias justicias y las normas diferentes también en cada ámbito. No me acabo de aclarar por qué sucede esto. Y que algún jurista lo aclare o le busque justificación. Como digo en la Calle de San Juan pasábamos el bolso por un detector de metales, como en todos los organismos, y luego nosotros, con nuestros sobres. Y con un itinerario claro de dónde debíamos hacer la entrega. Y sin confusión alguna se realizó todo. No se me pidió el carnet de identidad, tan siquiera y sí mi firma, como requisito.
En el otro juzgado tampoco. Se fiaban de mi buena cara sensata y afable. Y de ahí, al aparcamiento, y a llegar el segundo sobre a una calle ya más moderna y amplia, como es Reyes Católicos, en Burgos. Una zona administrativa de empresas y comercios. Con doble sentido de circulación y sendos aparcamientos de zona azul (por cierto, que ahora caigo en la cuenta que fue muy barato, porque con los treinta céntimos de euro me dio para dos aparcamientos de las dos zonas, y todavía me sobraron minutos libres.)
Tan pronto entré en el recinto, debí aguardar cola y además vi a una vecina de Tardajos que ahora reside en otro pueblo que acompañaba al juez de paz de su localidad. Y las dos nos fijamos en un abogado que a tal tiempo salía del juzgado. Ella, por un trato personal, se ve que le estaba agradecida; y se adelantó a saludarle. Yo, sin embargo, no tenía nada que agradecerle, ni personalmente, ni como vecina del pueblo, ni como juez local; y en varias ocasiones se nos presentó a la villa en todas esas facetas de relación. Francamente, le hubiera dicho que "muchas gracias por todo", pero con segundas, y mas cuando alguien como él ha estado de postín y resolviendo los problemas de los concejales amigos en detrimento del pueblo.
Pero en seguida me vi absorbida por las nuevas tecnologías que también han llegado a los juzgados de Burgos. Y pasé el bolso, y yo ilusa de mi, quise pasar y la máquina pitaba. "Las llaves", me dije y las saqué del bolsillo de mi chaqueta. Y volví a pasar, y pitaba de nuevo la máquina. "El reloj, podrá ser, señora”. Pues si. Y todavía pitaba, “ ¿Será la pulsera? “Pues si. Y no paraba de pitar, " ¿lleva cinturón señora? Pues sí llevo cinturón, ¿es que no se puede una llevar cinturón?” Si lo sé no me pongo ni el cinturón, ni la pulsera, ni el reloj, y lo llevo todo en el bolso. Pero no lo sabía.
Es que cada año todo cambia. Pues la vez pasada no ocurría eso. Pero es que todo avanza que es una barbaridad (para que no funcione nada relativo a los juzgados en Burgos, ni en ningún otro lugar). Ahora, que no me va a volver a pasar mas veces, como me llamo Carmen que esta será la última vez, y por eso lo escribo, para que no queden flecos sueltos, y si acaso se pueda aprovechar alguien de mis experiencias.
Y cuando volví la mirada atrás, el abogado en cuestión se había ido y no pude agradecerle ya nada. Mejor. Y me sentí perdida porque no había ninguna indicación y además ese incidente de la dichosa máquina que tanto me pitaba, me descolocó, y lo del abogado, también. Es una reacción de emociones frente a la frialdad de las máquinas y al cálculo de algunas gentes. Tuve que preguntar dónde había que entregar el sobre y ya me fue fácil. Lo di, me dieron un papel, lo firmé y tampoco me preguntaron mi identidad. Cara de buena persona tienes, hija, me dije. Pero a los demás, tampoco; luego es que somos de fiar, y hombres y mujeres de bien los jueces y juezas de paz en Burgos y en España.
Con lo fácil que hubiese sido que se nos hubiese pedido la acreditación a la puerta, porque lo nuestro de ese día ya no se volverá a repetir hasta que vuelva a haber nuevos comicios. Y solo en esos casos. ¿Para qué se nos hace un carnet especial, si luego no sirve para nada? A mi la burocracia me supera y por muchas vueltas que le doy en mi cabeza, cada día me parece más absurda.