Los hombres como yo saben madrugar con el Sol y las...

Por lo que leo, deduzco que, la suya, es una religión sui géneris.
En cuanto a su amor al prójimo, manifestado con hechos, no me ha dicho nada.
Saludos.

Los hombres como yo saben madrugar con el Sol y las iniciativas, saludan con amor cada amanecer, están alegres, activos y optimistas. Hablan poco y con sencillez. No hablan mal de nadie.
Elogian, estimulan y sirven sin interés. Tienen para los demás un buen deseo. No hablan de sí mismos.
Saben perdonar, no maldicen, no mienten, no engañan, ni exageran, ni tergiversan. Procuran ser pacientes y humildes. Hacen algo por la felicidad de otros. Conceden la razón y no disputan.
Reconocen sus errores y sus limitaciones. No se creen sabios ni mejores que los demás. No humillan ni acusan. No dañan, ni subestiman, no censuran la moral ajena. Son sinceros, leales y agradecidos.
No revelan los secretos, ni propios, ni ajenos. No ridiculizan, ni maltratan, saben mirar y sonreír como los niños.
No ponen asechanzas, ni subyugan, ni amenazan.
Saben usar sus manos solo para aliviar, enseñar y bendecir, aprecian a los demás y cuanto hacen, no son avaros, ni envidiosos. Actúan con serenidad y decoro. No hacen chismes, saben callar y no se meten nunca en las vidas ajenas.
Aman a su familia y a su cónyuge no le ponen rival. En la prosperidad no se envanecen, ni la desgracia les abate. Entonces solo saben hacer la voluntad del padre interno.
¿Quieres ser uno de ellos?