Mensajes de Frases o refranes célebres enviados por ruccio:

El mayor despeñadero, la confianza. Matan los médicos y viven de matar, y la queja cae sobre la dolencia.

Ser tirano no es ser, sino dejar de ser, y hacer que dejen de ser todos.

En los más ilustres y gloriosos capitanes y emperadores del mundo, el estudio y la guerra han conservado la vecindad, y la arte militar se ha confederado con la lección.

No ha desdeñado en tales ánimos la espada a la pluma. Docto símbolo de esta verdad es la saeta: con la pluma vuela el hierro que ha de herir.
Mejor se puede disculpar el que se muere de miedo, que el que de miedo se mata: porque allí obra sin culpa la naturaleza; y en éste, con delito y culpa, el discurso apocado y vil.

La posesión de la salud es como la de la hacienda, que se goza gastándola, y si no se gasta, no se goza.

Muchos son los buenos, si se da crédito a los testigos; pocos, si se toma declaración a su conciencia.

El general ha de ser considerado, y el soldado obediente.

(Quevedo)
No hay amor sin temor de ofender o perder lo que se ama.

El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien.

Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado.

Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga

(Quevedo)
Vive sólo para ti si pudieres, pues sólo para ti si mueres, mueres.

Sólo el que manda con amor es servido con fidelidad.

Lo que en la juventud se aprende, toda la vida dura.

(Quevedo)
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.

El amor es fe y no ciencia.

Si haces bien para que te lo agradezcan, mercader eres, no bienhechor; codicioso, no caritativo
El consejo, bueno es; pero creo que es de las medicinas que menos se gastan y se gustan.

Si quieres que te sigan las mujeres, ponte delante.

Lo mucho se vuelve poco con sólo desear otro poco más.

Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.

(Este le viene que ni pintao al “señor” Mariano Pinocho Rajoy)
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No es sabio el que sabe donde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca.

Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos

Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.

(Quevedo)
El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.

El ánimo que piensa en lo que puede temer, empieza a temer en lo que puede pensar.

El temor empieza toda sabiduría, y quien no tiene temor, no puede saber.

(Quevedo)
Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.

Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.

Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.

Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se debe mostrar.

(Quevedo)
Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.
(Quevedo)
El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor.

Quevedo.
La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.

Quevedo.
El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen.
Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan.
Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera despacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros.
»Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.