¡Buenos días! 11 de marzo, triste aniversario que espero nunca más se repita, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

¡Buenos días! 11 de marzo, triste aniversario que espero nunca más se repita.
Una oración por las víctimas y familiares. Solo nos queda ésto.

Y hoy domingo para terminar " La Semana de la Mujer", un escrito de Fulgencio Fernández sobre mujeres leonesas anónimas, pero que vivieron luchando por un mundo mejor.

CRÓNICA DE LEÓN:

LAS INOLVIDABLES / Día de la Mujer

De señorita de derechas a mecenas del rojerío

Primera mujer concejal con Primo de Rivera, estuvo presa en León y Saturrarán y cedió una casa parasede de Grutélipo
Fulgencio Fernández / León
En esta ‘Semana de la Mujer’ llega a este rincón de inolvidables una de las mujeres más singulares que ha dado esta tierra, María Sánchez Miñambres, de la que en titulares cortos se podría decir: que fue rica, viajera, culta, libre, de derechas primero y buscada para ser paseada por los falangistas después, mecenas del rojerío leonés en su etapa final, primera mujer concejal del Ayuntamiento de León en 1926, víctima de las fechorías del gobernador Carlos Pinilla que se quedó con su casa por una peseta, empresaria de éxito y raza, primera mujer socio de la Cultural, elegante hasta causar envidia, en fin... Marucha, ‘La Coja’ de Marzanas, como la recuerda el pueblo uniendo en su apodo el defecto físico que le quedó de una caída mientras montaba a caballo cuando sólo tenía 12 años y la finca familiar que supo llevar con mano firme mostrándose como una exitosa mujer de negocios al frente de este caserío de casi cien hectáreas de superficie, cerca de Grulleros, donde hoy está una estación experimental de la Junta.

Rica de cuna
Entre los calificativos de ‘la Miñambres’, como le llamaban sus amigos, está el de rica, lo era de cuna, como tercera hija de una singular familia, en la que su bisabuelo Perfecto Sánchez fue arquitecto, profesión que heredó su hijo Fernando, que trabajó en la Catedral de León y es el ‘padre’ del atrio y su verjas. Detrás de la saga de los arquitectos llegaron los abogados, profesión de José Sánchez Puelles, padre de María Sánchez Miñambres, que también estudió Derecho, pero ninguno de los dos ejerció esta carrera para centrarse en la administración del rico patrimonio familiar.
Marucha tuvo otras dos hermanas, Inda (Indalecia) y Dina (Segunda), también con una singular biografía, aunque alejada de los numerosos avatares sufridos por María.
Otros rasgos que destacan todos los que conocieron a María son su elegancia y belleza, parece ser que heredados de su madre, Agustina Miñambres.
Esta ‘riqueza’ de cuna de la familia Sánchez Miñambres no fue, sin embargo, la de una familia al uso. Victoriano Crémer, que conoció a las tres hermanas escribía: “Lo de las Miñambres sí era ser ricas de verdad, paseando por Ordoño con su institutriz, francesa como no; montando a caballo en su finca, en las afueras, por supuesto; tocando el piano en las reuniones sociales, estudiando en la Sorbona de verdad, la del París de la Francia...”. Y Pepe Muñiz, que controla a toda ‘la vasca’ leonesa durante décadas recuerda, como no, “la belleza de aquella gente, pero no sé cómo decirte, es más que belleza, era sobre todo cultura. Eran de esas que pasaban y después la gente se quedaba mirando para comentar algo”.
Sabían tocar un instrumento, —Marucha la bandurria, sus hermanas el piano— hablaban francés... Y María se empeñó en estudiar bachillerato en León (hay que recordar que había nacido en 1890) siendo, por supuesto, la única alumna del curso. Pero no quedó ahí la ‘excentricidad’ académica de esta joven leonesa que decidió irse a estudiar a la Sorbona, en París