Somos asi... no tenemos remedio.. Leemos en Diario de León:, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Somos asi... no tenemos remedio.. Leemos en Diario de León:

LA 5.ª ESQUINA

Un eccehomo hecho un Cristo

JESÚS Á. COUREL 12/09/2012

Ala inefable Cecilia Jiménez se le fue la mano con el quitamanchas. Lo sucedido con el eccehomo de la iglesia de Borja (Zaragoza), no se pensó como estrategia turística rompedora (que bien pudiera ser con lo que vemos por ahí), sino que surgió del caos —como la misma creación del Universo—, para resultar auténtico «icono pop», fuente de inspiración artística, experimentación y sentido del humor, como anuncian los más atrevidos. ¡Ave María Purísima!, diría mi abuela Felisa santiguándose. Hacer de la necesidad virtud (borrón y cuenta nueva, que diría Cecilia), se concreta en riadas de turistas a la iglesia de Borja con afán de inmortalizarse delante del garabato mediático del pitorreo mundial. A falta de credibilidad internacional, invertimos de nuevo en la España «de charanga y pandereta, devota de frascuelo y de María», para exportar «cristos» (con perdón) como los de Cecilia, Urdangarín, la concejal de Yébenes, el cuponazo cervical o el toro de la Vega. Todo ello para tranquilidad de Mario Draghi.

Si esto hubiera sucedido en la Edad Media, la Inquisición hubiera quemado a Cecilia por hereje e iconoclasta, sin ninguna duda y en auto de fe sumarísimo. No por perseguir imágenes, que algunas lo merecen, sino en su otra acepción del quien niega y rechaza la merecida autoridad de maestros, normas y modelos. En Galicia, la hubieran acusado de poseída, tratando de introducirle algún bebedizo en noche de plenilunio, bajo un cruceiro, para extraer de su cuerpo el espíritu maligno que, dejando cuentas pendientes en este mundo, anduviera en venganzas en el cuerpo de la susodicha. En León, donde las comedias no superan media entrada, el drama estaría servido en bares y cafeterías. Los problemas del patrimonio leonés se viven, sobre todo en algunas esquinas, sin otra reflexión que el desdén hacia la cultura local que nos procura el enemigo castellano. Cecilia sería, en León, un agente al servicio de la pérfida Pucela.

Pero lo verdaderamente dramático es que la Soledad es la virgen de muchos de nuestros pueblos, a los que exigimos todo a costa de nada. Deben estar engalanados para nuestros fines de semana y para el disfrute turístico de los que organizamos su destino desde las urbes. El patrimonio etnográfico, el eclesiástico y el gran tesoro de la cultura oral, incluyendo el conocimiento de las plantas, los ciclos agrarios, los ritos de paso, etc., desaparecen cada día sin que desde las ciudades se haga nada, salvo rasgarse las vestiduras cuando las últimas Cecilias de las aldeas, intentan sujetar sus memorias con el estropajo. Mientras tanto, en el bar, uno dice que… Había que hacer algo.