¡Buenas noches! vamos a seguir con las leyendas de los Calderones, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

¡Buenas noches! vamos a seguir con las leyendas de los Calderones.
Esta primera, se suele contar en diversos lugares de España, aquí dice asi:
En Santas Martas, existió un poblado que vivía al calor de la abadía. Pueblo religioso acunado por las campanas que tañian estrellando sus ecos entre las paredes de la caliza de los Calderones. Las ceremonias litúrgicas se observaban con respeto.
Pero, tras dar la caridad al terminar la misa, la gente empezó a sentir espantosos dolores de vientre y días más tarde iban muriendo lentamente, hasta no sentirse en el pueblo más que los mugidos de las vacas y el balido de las ovejas.
El pan se habia repartido como siempre. Ese pan bendecido en la misa y que llaman " la caridad", del que todos comen en fraternidad y unión. Pero la mujer que lo había amasado de noche, a la luz del candil de grasa, se fue a por el agua al arroyo y en la olla del agua tomó, sin advertirlo una vacaloria, que se quedó entre la masa, envenenándola. Y es que la vacacaloria tiene muy mala prensa en las tierras leonesas.
Así murió toda la gente de Santas Martas: por el veneno de la vacacaloria que se filtró en la masa del pan de la caridad dominguera.
Solamente se libró una viejecita que se habia quedado en cama porque estaba enferma. Y como única superviviente quedó dueña del terreno de Santas Martas.
La viejecita fue recogida por un marqués, de por vida y a cambio de la hacienda comunal. Pasados los años, el marqués vendió los terrenos a los vecinos de Otero de las Dueñas, actuales copropietarios de los valles y puertos de Santas Martas.