Ya habían partido los chillones, cuando una mañana, aquel muchacho esperaba a la destartalada camioneta que a duras penas, trepaba por la carretera empinada... de eso hace mas de medio siglo, mucho mas.
Unos pocos enseres, y el largo y penoso
viaje tras del pan. El muchacho se palpaba unos pocos reales obsequio de la
abuela, y cuidadosamente guardadas unas pesetillas, y, un buen talego de garbanzos. Era el
madrid de las cartillas de racionamiento, y, caminar hacia una tristeza inmerecida: pasear
... (ver texto completo)